Este sábado por la noche nos fuimos a dormir con la noticia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de que se acabaron los guardaditos, un poco más de 250 mil millones de pesos (mmdp) que el último gobierno dejó como reserva para solventar emergencias nacionales. Y no obstante que se espera un repunte económico en el 2021, México vivirá la peor crisis económica desde 1935, según Roberto Garduño y Enrique Méndez del periódico La Jornada.
Asimismo, hoy amanecemos con la noticia de que crece la “pepena” durante la pandemia, pues hombres y mujeres de la tercera edad acuden a basureros de la Central de Abasto Iztapalapa para recoger frutas y verduras ante la difícil situación económica durante esta situación, según Pedro Villa y Cana en El Universal.
Por estos días se realizará el Informe de Gobierno que es el estado que guarda la administración pública federal. Ya no sé qué número es. El año pasado fue el tercero. No sé si porque ya buscan que se acabe este gobierno o porque también se contabilizan las mañaneras como informes.
Como ciudadano objetivo y autocrítico que he sido, siempre positivo y propositivo, con sinceridad digo que no veo qué vaya a informar el presidente de la república que no sea el show Lozoya, la eliminación de fideicomisos, el fin de los guardaditos y el combate a la corrupción de los adversarios. Y no decir ni Pío de los amigos. Los otros hacen actos de corrupción; los propios, reciben aportaciones a movimientos revolucionarios.
La pobreza de la gente, el deterioro ambiental, la falta de agua, la contaminación con aguas residuales, la pérdida de suelo, la delincuencia creciente, la pandemia por COVID-19 que ya ha provocado más de 63 mil defunciones, la falta de conectividad y equipamiento que limita la educación a distancia, son actualmente los más grandes problemas nacionales que no tienen la atención debida.
Los grandes problemas nacionales no son parte de las prioridades de este gobierno transformador. No se ven intentos de atención donde veamos al presidente coordinar esfuerzos entre las dependencias, reuniones de gabinete y no hay políticas públicas para lo esencial, y las que hay no tienen recursos.
Ya he señalado antes la parálisis del gobierno por la reducción del 75 por ciento de los gastos de operación de las dependencias además de la inmovilidad por razones sanitarias por la pandemia. Ese es uno de los claros ejemplos del dicho “como anillo al dedo”. Si no hubiera pandemia, de todas maneras, no hay recursos para atender a la gente.
Más grave aún, son las reducciones presupuestales que han sufrido sectores como el campo y el medio ambiente. Cancelaciones de programas como Crédito Ganadero a la Palabra. Ya no veremos el millón de vaquillas para fortalecer la actividad ganadera nacional.
En medio de tantos problemas, uno no se explica ese afán de confrontar a la sociedad y de echarle la culpa a los demás de todos los males existentes. Hasta Lao Tsé resultó conservador al recomendar que “si quieres que un hombre coma un día dale un pescado, pero si quieres que coma toda la vida enséñalo a pescar”.
Es cierto que hubo agravios que ofendieron a los mexicanos en las pasadas administraciones, pero en medio de tantos problemas que hoy enfrentamos, me es muy difícil entender que perseguir a expresidentes sea hoy la mayor prioridad nacional.
Suponiendo sin conceder que los exmandatarios de verdad son unos malvados que ofendieron a la nación. Ya juzgados y castigados, qué va a hacer el gobierno para resolver los problemas que hoy lastiman al país.
Conozco muchos casos donde el tiempo se les pasó persiguiendo corrupción que nunca encontraron, porque no la había, y no pudieron hacer nada de lo que era su función porque los corrieron o se les acabó el tiempo.
Gobernar con odio y venganza destruye estados, gobernar con reconciliación construye naciones. Una gran lección de Nelson Mandela. Todo lo que se siembra se cosecha. No hay ninguna duda.