La ganadería de las zonas tropicales, según diversos estudios, se ha caracterizado por una baja productividad, problemas de abasto de alimentos, reducido manejo y baja calidad genética de los animales. Así, las vacas tienen crías cada dos años y éstas tardan 3 años en alcanzar el peso de mercado de 450 kilogramos.
La producción de carne no rebasa los 100 kilogramos por hectárea y, la producción lechera no supera los 6 litros por animal al día. Cada año durante la época seca, los animales pierden entre 30 y 60 kilogramos de peso los cuales deben recuperar en el siguiente ciclo de lluvias para luego seguir creciendo. Los potenciales de producción cárnica en estas regiones tropicales se han fijado en más de 400 kilos por hectárea y los lecheros, mayores a 4000 litros por hectárea.
Muchos son los factores de la baja productividad pecuaria, pero el tamaño reducido de los hatos y rebaños tiene un lugar especial. Más de tres cuartas partes de los ganaderos bovinos tienen menos de 50 vacas. Además, producen de forma extensiva en tierras marginales de temporal.
Estos pequeños ganaderos no tienen acceso a capacitación ni asistencia técnica porque a los gobiernos siempre se les ha hecho caro proporcionarla. Las universidades de ganadería, no se ocupan de pequeños productores ni de condiciones de temporal, estas problemáticas no forman parte de los contenidos curriculares ni de los planes de investigación.
Sin servicios técnicos, los productores hacen sus actividades como “Dios les da a entender” y por ello, en una estimación realizada en Puebla, encontramos que en insumos de más y trabajo innecesario se pierden mil pesos por hectárea al año. Ante este vacío de los servicios técnicos, todos hacen de todo sin tener avances.
En zonas como las Mixtecas (Guerrero, Puebla, Oaxaca y Morelos), la producción ganadera ha sido tradicionalmente extensiva de pastoreo en áreas cerriles de temporal para no interferir con los cultivos de los valles. Todavía vemos ganado en los cerros que solo regresan después de la cosecha de los cultivos a comer los residuos agrícolas, dejando atrás un gran deterioro de la vegetación, el suelo y el agua.
El manejo general del ganado es muy pobre, instalaciones modestas y el manejo reproductivo se deja a lo que puedan hacer sementales, propios o ajenos, sin ningún control ni registro. La cultura de sembrar praderas, rehabilitar pastizales o conservar forrajes para la época seca todavía está a varios “años luz”, sin apoyos porque las prioridades gubernamentales son los granos básicos en razón de la alimentación de la población.
Para no seguir solo reproduciendo los diagnósticos existentes, para no quedarse en la crítica ácida que poco aporta al desarrollo y mucho molesta a quienes no tienen la madurez ni la capacidad para tomarla, hace algunos años de manera personal y a veces con responsabilidades públicas, nos hemos dado a la tarea de hacer algo para mejorar la situación.
Primero, hemos promovido la unión de los productores para generar la suma de esfuerzos. Después, hemos impulsado la siembra de praderas para mejorar la producción de forrajes y la alimentación del ganado que, a su vez, revierta el deterioro de las áreas naturales de pastoreo y se restablezca el equilibrio ecológico. Así, hemos visto renacer manantiales y acrecentarse la fauna, mucha de interés económico para las comunidades.
Este fin de semana, con la entrega de 100 dosis de semen donado por Finca El Rosario, de Jaime Mantecón en Chiapas, pusimos en operación tres Centros de Inseminación Artificial y Servicios Pecuarios para la Mixteca Poblana en Chiautla de Tapia, Chinantla y Tulcingo de Valle.
¡Es un paso histórico para la región con un gran esfuerzo de los ganaderos y los ayuntamientos!
Los centros serán resguardo de hembras para la inseminación artificial, contrario a la costumbre de ir a cada rancho a ofrecer el servicio. Ahora, en cada uno de estos tres lugares, se ofrecerá la atención de las reproductoras para aumentar la eficiencia, reducir costos y acortar los tiempos de la adopción tecnológica que incremente el número de partos, la calidad y valor de las crías y la productividad que genere mayores ingresos.
A través de un Laboratorio Móvil de Reproducción se dará el servicio de extracción y conservación de semen para beneficio de los ganaderos.
Una segunda etapa será pasar al trasplante de embriones para un mayor incremento en la mejora genética y productiva. Para esto, se han iniciado pláticas con el Banco del Bajío, a fin de obtener crédito accesible, y con empresas proveedoras de embriones, para impulsar la producción lechera a través de las razas Gyr y Girolando.
Vamos a promover la capacitación de jóvenes inseminadores para un mejor servicio a los ranchos ganaderos y, prepararlos a través de estancias prácticas en centros especializados en Educación Dual tales como el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) o la Escuela Centroamericana de Ganadería de Atenas, en Costa Rica, con la que hemos tenido relaciones de cooperación técnica en nuestras responsabilidades anteriores.
La reactivación económica solo puede darse a través del fomento productivo, la creación de empresas y la mejora de su productividad.