En la colonia Villa Frontera, al norte de la ciudad de Puebla, existe un caso concreto:
Fabiola Narváez Rojas y Betzabe Alvarado Gallardo -de 24 y 22 años de edad, respectivamente- desaparecieron cuando se dirigían a bordo de una motocicleta Itálica color verde, a depositar una suma de dinero a una sucursal bancaria de la Central de Abasto.
Las dos mujeres no se pudieron ausentar por voluntad propia, porque por lo menos una de ellas (Betzabe) tiene una hija de 4 años, a quien, a decir de sus familiares, jamás abandonaría.
Por razones que por el momento se desconocen, ambas fueron etiquetadas como víctimas del crimen organizado, por las mismas declaraciones del gobernador Miguel Barbosa, en una de las conferencias mañaneras.
Desde el miércoles 13 de enero, ambas jóvenes mujeres no han regresado a su domicilio, ni tampoco ha aparecido la motocicleta que llevaban cuando las vieron al salir al banco.
En la zona operan bandas dedicadas al narcomenudeo, que tienen azorados a vecinos por su forma violenta de operar, además de su numeroso grupo.
En la Central de Abasto, por lo menos tres grupos del crimen organizado se pelean los espacios para la venta de todo tipo de drogas y son, sin lugar a dudas, más violentos que los de Villa Frontera.
La suerte de estas dos jóvenes es incierta: pudieron haber sido levantadas como 'ajuste de cuentas' entre bandas rivales; reclutadas a fuerza para trabajar con la mafia o les pudieron haber hecho daño.
Lo cierto es que ninguna de las dos contesta ya su teléfono celular.
Lo cierto es que a ninguna de las dos las buscan como el caso del elemento de la Policía del Estado, donde varios se dijeron preocupados.
¿Dónde están?
Nos vemos cuando nos veamos.