Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.
Así que agárrense porque me les vengo.
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Les juro por mi jefecita que hay veces que su héroe de barrio tiene que irse a ajusticiar delincuentes pa’ sacarse el perro coraje que, por todos los pinches políticos, me pone verde.
Ahí me tienen ayer, todo contento, comiendo mis huevitos motuleños cuando mis chismosos del barrio sanandreseño me hicieron llegar unas fotos y videos que, en menos de lo que canta un gallo, me dejaron derramando bilis.
Por supuesto, que a nuestros gobiernos bananeros que, en estos tiempos son los de la chiquitita 4T, con más de un maldito año de antelación, ¡nunca les pasó por su brillante mente que había que trabajar un maldito protocolo pa’l día que se fueran a aplicar las vacunas!
Resulta que desde la noche del martes, comenzó el run-run de que al siguiente día se aplicaría un lote de 10 mil vacunas pa’ los abues poblanos. Pero, ¡oh sorpresa! A nadie se le dio un horario fijo y, por lo mismo, desde la medianoche se fueron a hacer fila pa’ apartar su lugar.
Nomás imagínense tener a miles de señores de la tercera edad esperando, unos sentados y otros parados, desde la madrugada hasta el siguiente día con la esperanza de que les tocara ficha y sí alcanzaran vacuna.
Las fotos y videos no tienen desperdicio porque me cae de madre que estas chingaderas no son de Dios.
Con esos tumultos de raza, ¿saben cuántos viejitos que se formaron ayer terminarán contagiados en los próximos días? Exactamente: un chingo.
Acá entre nos, no es novedad que al Tlatoani de Macuspana nomás no le llegue el agua al tinaco pa’ cualquier tema, pero cosas como las de ayer reafirman que personajes como el Doc. López-Gatell o el propio Rodrigo Abdala, quien debería estar chambeando en la coordinación del plan de vacunación en tierras poblanas, no sirven para un carajo.
Se los digo bien clarito: todos ustedes no tienen ni un poquito de madre.
Al Chelo le salió el fifí que lleva dentro
Nomás se le acabaron las chances de ser candidato a la alcaldía de Puebla y a Marcelo García Almaguer se le acabó su teatrito.
De la noche a la mañana, Chelo dejó de visitar a la gente humilde en sus viviendas y se acabaron los baños de pueblo.
Ahora que se le acabará el hueso legislativo, no se sorprendan si lo ven buscando la reelección.