No quiero ser aguafiestas, porque comulgo con el fondo de la propuesta, pero debo decirles que, aunque muchos salieron a festejar la aprobación de la llamada Ley Agnes, lamentablemente el tema no ha concluido.

Pese a que el documento pasó años en la congeladora y que en esta ocasión los diputados tuvieron más de mes y medio para analizar las reformas, nuevamente quedaron exhibidos por su ignorancia.

Ninguno de sus asesores, ni la mayoría de los legisladores, incluyendo al presidente del Congreso Gabriel Biestro, repararon en que el 15 de septiembre del 2017 se realizó una reforma constitucional que establece puntualmente, que la facultad de legislar en materia procesal civil y familiar, es exclusiva del Congreso de la Unión.

Para decirlo en términos llanos, los diputados, presionados por los colectivos, legislaron al vapor sin considerar las repercusiones jurídicas, ocasionando que nuevamente las personas trans se encuentren indefensas, cuando se presente una controversia constitucional que anule la histórica votación de ayer.

Y lo peor es que se les dijo. Se les informó. Y pese a que “se las recordaron” —la ley— durante la discusión y les explicaron que el dictamen contenía fallas, la mayoría terminó como lo que son: simples levantadedos.

Legisladores con probada experiencia legislativa como Rocío García Olmedo expresaron que el documento viola claramente la Constitución.

Ante los errores cometidos en Puebla, es de esperarse que suceda lo mismo que en Coahuila, es decir que la Fiscalía General de la República (PGR) solicite la inconstitucionalidad de la Ley Agnes y el Congreso local —oso incluido—, tendrá que corregir.

Lo peor de todo es que las vergüenzas nacionales se podrían evitar. Sólo se trataba de una acción administrativa para hacer correcciones en el acta de nacimiento primigenia sobre nombre y género, sin profundizar más.

Ojalá y los asesores legislativos dejaran de pensar que lo saben todo, y hablaran con especialistas en derecho.

Por cierto, el viernes pasado durante la sesión de comisiones unidas, la diputada Mónica Rodríguez Della Vecchia votó dos veces y así quedó asentado en el acta, muestra de que algo malo está pasando en la Comisión de Gobernación, pues errores de ese tipo pueden tirar cualquier ley.

Desde Intolerancia Diario hemos dado fuerza a los colectivos y creemos en la necesidad de garantizar los derechos para todas y todos, pero como diría el clásico: Así no.

El caos de las vacunas

Más allá de lo inhumano y riesgoso que fue tener a tantos viejitos esperando una dosis contra la Covid 19, los “estrategas” que apostaron por utilizar las vacunas como botín electoral deberían considerar que esto se puede volver un bumerán.

Si bien algunos afortunados salieron muy esperanzados tras ser inyectados, otros, los más, terminaron furiosos ante la desorganización y la pésima logística que dejó a muchos sin su vacuna después de pasar horas en el rayo del sol esperando la anhelada inyección.

Eso, aunque AMLO tenga otros datos, al final también pesará en el electorado.

Ni más ni menos.