La moda "culichi" de enfrentamientos entre miembros del crimen organizado nada tienen que envidiarles los habitantes del municipio de Acatzingo, donde su misma Policía Municipal está comprometida con las organizaciones criminales que en estos momentos se disputan la plaza, tras la detención de Jalit Cano Parra, "El Mamer" y de su segundo "El Barbas".

Antes de la medianoche del miércoles 17 de marzo, los habitantes de la Novena Sección de Acatzingo, tuvieron que permanecer con todas sus luces apagadas, algunos bajo sus camas, otros bajo sus mesas y en el piso, mientras que los rechinidos de las llantas, además de las detonaciones de rifles de asalto eran constantes.

Antes del inicio de un cruel enfrentamiento entre mafiosos, la detonación de una granada fue lo que advirtió el inicio de una noche de violencia, donde nadie durmió, mientras que la Policía Municipal brillaba totalmente por su ausencia y ni qué decir de las autoridades, quienes escondieron la cabeza entre la tierra, en señal de que jamás podrían controlar al crimen organizado y preferir servirles con su silencio.

Una vez concluido el concierto de plomo, llegó la Policía Municipal, la del Estado y la misma Guardia Nacional, para ver qué quedó como saldo de un enfrentamiento donde hubo dos muertos. A los heridos se los llevaron para ser atendidos en hospitales particulares, mientras que varios vehículos, fachadas de casas, daban cuenta de los impactos de armas de grueso calibre, que bien pudieron haber atravesado un muro.

Para el control de los indices de criminalidad quedó una camioneta Blazer de color blanca, además de un Volkswagen Jetta de color gris y en cada vehículo, un cadáver con el cráneo destrozado por impactos de rifles R-15.

Uno de los occisos fue identificado con el nombre de José Luis, con el apodo de "El Tocino", el segundo muerto fue Pablo Baylón "El Cacahuate”, quienes formaban parte de grupos criminales que se dedican a delitos de alto impacto.

Y la presencia de la Fiscalía General del Estado (FGE), marcó el final, por el momento, de la guerra de los malandros que tienen como empleados a funcionarios deshonestos del Ayuntamiento de Acatzingo, quienes les permiten la circulación en vehículos blindados, muchos de estos robados, de gente armada.

Y no sólo estas autoridades viven manchadas por la mafia, está también la Policía del Estado, la Ministerial, que tiene una base de operaciones que sólo sirve como caseta de cuota, donde a los agentes les llegan fajos para hacerse los desentendidos y levantar cadáveres, porque ni por error realizan una detención.

Y no estaría completa la organización de corrupción, si la Guardia Nacional destacada en ese punto, dejará de ver para otro lado y diera cuenta de las mafias que se disputan el poder al puro estilo de la ciudad de Culiacán, en Sinaloa.

Nos vemos cuando nos veamos