La destrucción interna de Morena ha terminado por salpicar al árbitro de esta contienda electoral.
Justo cuando necesitamos instituciones sólidas y confiables, los egoístas del Movimiento Regeneración Nacional decidieron lanzarle un dardo envenenado al Instituto Electoral del Estado.
Si la sombra del fraude de 2018 comenzaba a desdibujarse, ayer los morenistas decidieron debilitar a IEE al acusar, sin pruebas fehacientes, que estaba recibiendo documentación de manera extemporánea para registrar aspirantes.
Que desde un salón de fiestas contiguo estaban trasladando cajas de papeles, que un día después del plazo se registró tal o cual planilla, que si el velador del negocio vecino era el mismo orangután que habían visto en el M&M en 2018…
¿No se dan cuenta que es ese el árbitro que les dará, en caso de que no se desbaraten antes, los triunfos o la legitimidad a sus propios compañeros?
Está claro que las huestes de López Obrador, al igual que él, sólo reconocen a las instituciones cuando estas les sirven o responden a sus intereses, pero cuando se trata de cumplir con las reglas de la democracia, simplemente se las pasan por el arco del triunfo y como Taz, el demonio de Tasmania, destruyen todo a su paso.
Estás conmigo o en mi contra, pareciera su única consigna.
Las deudas de Biestro que Nora pagará
Ayer venció el plazo. Los y las diputadas de Puebla incumplieron una vez más con los acuerdos firmados con las colectivas en diciembre pasado, donde se comprometieron a analizar y votar en el pleno la despenalización del aborto antes del 15 de abril.
La hoy presidenta del Congreso, Nora Merino, tiene en sus manos una papa caliente, pero a diferencia de su antecesor, Gabriel Biestro, ha mostrado más voluntad política para garantizar el derecho de las mujeres a decidir.
Mientras el exlegislador pospuso en más de cuatro ocasiones el tema, la neomorenista decidió inaugurar el Parlamento Abierto, un ejercicio que de verdad ha representado un espacio tan plural que por momentos asombra lo que se dice en él.
Ayer por ejemplo, llegó un momento en que uno ya no sabía si lo que escuchábamos era la discusión de posturas antagónicas o un capítulo de La Rosa de Guadalupe.
En el extremo se cuestionaba si el mundo hoy sería más bello si las madres de artistas hubieran abortado, un discurso por demás desgastado por quienes luchan por mantener la vida desde la concepción.
En frente, activistas planteaban casos de niñas de 10 o 12 años que son víctimas de violación y viven un tormento judicial antes de conseguir que un juez avale la interrupción de esos embarazos.
Estas maternidades forzadas ponen en riesgo la vida de las menores o en el peor de los casos, los impartidores de justicia les obligan a tener y criar a un hijo que no desearon, a una edad en la que deberían estar estudiando.
Pese a lo largo que por momentos ha resultado el ejercicio, reiteró que el Parlamento Abierto, para votar de manera informada, ha sido una excelente idea.
Esperemos que no termine por ser un simple distractor para ganar más tiempo y dejar, una vez más, el tema en la congeladora porque no debemos olvidar que los días de esta legislatura comienzan a extinguirse.