Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense porque me les vengo.

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A los oídos de su héroe de barrio le llegó un chisme de esos que la Netflix estaba requete difícil dejarlo pasar sin que me lo confirmaran mis Juditas tricolores.

Después de amarrarla, resulta que el rumor que se venía manejando en los pasillos del edificio del expartidazo, ubicado en la Diagonal, allá cerquita de donde venden coches bien bonitos, pero también rete caros, sí es neto.

Pos resulta que después de que agarraron a uno de sus inquilinos en la movida, el cual no iba ni pa'l año en el edificio, le terminaron pidiendo de regreso las llaves de la oficinita que le habían prestado.

Bien decía mi jefecita que cierta gente, por mucha Siete Machos que se pongan, brillantina en el copete y repentinamente les salga dinero, jamás dejarán de negar la cruz de su parroquia.

El famoso inquilino dicen que se llama Jonathan Iván y que ahora disque quiere ser el nuevo presi de Tlachichuca. Pero volviendo al chisme, me cuentan que nadie se dio cuenta que Don Iván, a quien sí le gusta lo bueno, le invirtió sus buenos pesitos para dejar su oficinita al tiro.

Le puso sus muebles de calidá, un buen frigobar que siempre estaba como Dios padre manda, aunque no se ponía la del Puebla ni con su sombra, y hasta piso nuevo.

Todo iba bien sedita hasta que pues tuvo que cerrar el nego. Y no fue por el pinche Covidio-19 sino porque la venta de candidaturas piratas se le cayó y pos en el tricolor le dijeron que si sabía contar, ya no contará con su sucursal.

Entonces pos como ya no pudo vender disque candidaturas pirata, pues tuvo que cerrar su negocio y vaciar el cuarto prestado.

Así como dice la rola "Antes muerta que sencilla", nuestro aspirante a la alcaldía de Tlachichuca mandó a varios chalanes pa' que cargaran sus cositas, pero como andaba que ni lo calentaba el sol, no sólo levantó sus muebles y las botellas de buen vino sino que hasta pidió levantar el piso laminado pa' llevárselo.

¿Cómo la ven?

Y es de que el apodo del Güicho no se lo ganó de a grapas.

Cómo olvidarse que cuando le dieron la chamba de diputado, le ofreció a los cuates de la prensa micrófonos especiales para sus teléfonos, pa' que lo pudieran grabar de lejitos. También les dijo que les iba a dar licencias permanentes aunque no tuvieran coche, y menos la camioneta blindada que Don Collantes presumía en la 5 Poniente.

Lo que sea de cada quien, ese Güicho Collantes apantalla de lejos, pero ya en corto nomás si uno es medio pend*jo.