Los seres humanos somos un costal de incongruencias, por ejemplo: Cuando preguntas: ¿Ya te dieron la “chamba” en la fábrica?, te dicen: No, pero, primero Dios, el lunes me confirman. ¿Crees en un Ser Superior?, ¡No! ¿Compadre, te van a operar?, Dios no lo quiera. ¿Crees en Dios? Mmmm, ¡No!, o el clásico, ya compré mi billetito, si Dios quiere, con el premio me voy a Europa. ¿Eres hombre de fe? Ni sí ni no.

Quizá perdimos la confianza, la fe, cuando descubrimos que Los Santos Reyes no existen... Fue muy traumante y doloroso. Algunos gobiernos tienen serios problemas porque por años se han proclamado nuestros mentores, piensan que requerimos de un padre que guíe nuestro destino, porque si no, iremos a un fracaso seguro. Comprar esta filosofía nos llena de frustración, haciéndonos recordar aquel: “Los Reyes Magos” no existen.

Los únicos reyes que han salido ganando a costillas de nuestra buena fe han sido ellos, nuestros guías, nuestros supremos protectores, que por cierto, han sido los únicos ganones en esta dolorosa desilusión. Hoy, a pesar de todo, la humanidad sabe que los “Santos Reyes” no existen y que, sólo unidos y con fe en nosotros mismos podremos salir adelante.