Vaya controversia que causó anoche mi tuit en el que cuestioné nuestra hipocresía como sociedad, al exponer textualmente lo siguiente:
“Desaparecen, levantan, secuestran todos los días a personas y nos vale madre, pero que no sean dos perros porque arden las redes sociales!!!.. Para la paz de todo Puebla, ya rescataron a Spay y Spike!!”.
Los animalistas fueron de los primeros en acusarme de todo, desde desalmado hasta de ser una persona poco empática con las mascotas.
Para mi fortuna, fueron muchos más los tuiteros que coincidieron, que quienes se alebrestaron contra mi postura.
Y déjenme decirles que sin temor alguno, sostengo mi tuit.
Es increíble que se puedan organizar peticiones en Change, habilitar redes de WhatsApp para armar protestas y hasta utilizar las redes sociales para exigir el apoyo mundial para rescatar a dos lomitos, mientras que casos como el de los dos policías que anoche fueron ejecutados en San Felipe Teotlalcingo y que suceden a diario, no provoquen el más mínimo acto de indignación o repudio en nuestras redes.
Es cierto que la vida de cada ser vivo es importante, pero de verdad ¿era necesario arriesgar la seguridad de los valientes bomberos y elementos de Protección Civil Estatal que decidieron descender a rapel para rescatar a Spay y Spike?
Al margen del movimiento animalista y del consumismo para las mascotas que tanto han impulsado las marcas comerciales, he expresado mi preocupación por la calidad de vida de los animales, pero, insistiré las veces que sea necesario, que estos shows de telenovela son el reflejo de la hipocresía de nuestra sociedad.
Quisiera que todos esos candidatos y candidatas que firmaron el compromiso animalista, ahora activen sus redes sociales para hacerles justicia a las mujeres que diariamente son asesinadas o desaparecidas, o mejor aún, que ayuden a esas madres que recorren de punta a punta el país con la esperanza de encontrar a sus seres queridos.
Eso señoras y señores, sí es preocuparse por la vida. Primero la humana y después la animal.
La cruda postelectoral
Con el paso de los días nos damos cuenta que las declaraciones de Genoveva Huerta y los líderes de la alianza Va por Puebla para repetir la fórmula en 2024 y llevar a un solo candidato a la gubernatura fueron más una borrachera, tras el triunfo de Lalo Rivera, que una declaración pensada.
Amén de que se trata de decisiones cupulares que siempre provienen de las dirigencias nacionales, ayer la propia panista reculó y de manera más sensata, expresó que antes de estar pensando en cómo operarán en la siguiente elección, lo urgente es resolver cómo cumplirán con las promesas que sus candidatos lanzaron a diestra y siniestra en las campañas.
Del trabajo y los resultados que ofrezcan autoridades y diputados, dependen en gran parte, las posibilidades de que los poblanos vuelvan a apostarle a un candidato de una alianza multicolor o que mantengan el tono guinda en Casa Aguayo.
Y por si fuera poco, habrá que ver qué tanto se cumplen los acuerdos tomados entre los dirigentes estatales del PRI, PAN y PRD, porque si entre ellos quedan rencillas o se incumplen las promesas, difícilmente volverán a aliarse.
Así las cosas, Genoveva y los demás dirigentes aliancistas deberán mantener la calma, porque aún faltan muchos meses para que comience la sucesión y antes deberá hacer algo que parece ir contra su naturaleza: honrar su palabra y cumplir compromisos.
¿Por primera vez lo harán? Veremos y diremos.