Con casi medio millón de mexicanos muertos durante la pandemia por el Coronavirus, el hombre que cada noche nos recetó las mentiras y frases más inverosímiles, será premiado.

Tómelo con reservas, pero voces bien informadas me aseguran que Hugo López-Gatell llegaría a dirigir al Instituto Mexicano del Seguro Social, luego de pasar año y medio mintiendonos en cadena nacional y defendiendo a capa y espada las puntadas de su jefe, Andrés Manuel López Obrador.

La llegada del epidemiólogo al IMSS sería un asunto delicado, imagine usted en qué condiciones operaría el instituto si en lugar de tener un hombre que defienda la vida, colocamos a un político que sólo busca ganarse el aplauso de AMLO.

A los ya conocidos recortes presupuestales y falta de insumos y medicamentos habremos de agregar, la falta de valor humano para exigir que se cumplan con los requisitos mínimos para que opere una de las instituciones de salud que mayor demanda tiene en el país.

Y si al menos las mentiras de López-Gatell hubieran evitado la tasa tan alta de contagios y defunciones uno podría darle el beneficio de la duda ante la nueva encomienda, sin embargo datos fríos como el reporte de Exceso de Mortalidad que refleja que en México murieron durante la pandemia casi el doble de las personas que se estimaba que fallecieran, nos impiden pensar que, ahora sí, el doctorcito será capaz de anteponer la salud de los mexicanos.

La lucha por las dirigencias

Ya con el 95 por ciento de los procesos electorales concluidos, lo que se avecina en Puebla es una nueva batalla por el control de las dirigencias al interior de los partidos políticos.

El caso de Morena, es especial, ya que la guerra de las tribus sigue. La ambición de poder fue evidente y sobre todo, los resentimientos por las imposiciones de candidatos que los llevaron a perder la joya de la corona.

Es inevitable que vuelva la lucha de grupos, en donde seguramente reaparecerá Mario Bracamonte, empujado por Gabriel Biestro y su obsesión de ser el líder moral de ese partido, en contraposición a los grupos respaldados por los liderazgos de Alejandro Armenta y los militantes orgánicos de Morena, quienes parecen llevar mano en esta renovación.

Por su parte, el Partido Acción Nacional, tendrá que realizar su proceso interno como marcan sus estatutos y lo hará con claroscuros, por un lado la capital se pintó de azul y tendrá ocho diputados locales, por el otro, tuvieron magros resultados en el interior del estado.

Al momento, todo apunta a que Genoveva Huerta buscará reelegirse, pero ya comienzan a moverse algunos personajes del PAN, como Amparo Acuña, esposa de Jesús Zaldívar, Marcos Castro Martínez, quien se mantuvo como operador político en la campaña, aunque no tardarán en aparecer los verdaderos peces gordos que buscarán la silla del CDE panista.

Un dato importante es que al igual que sucederá en los estados, habrá elecciones en el CEN en donde seguramente Marko Cortés buscará la reelección.

Del PRD es previsible que volverán a echar un volado para ver si alguien se queda a cerrar la puerta para 2024 pues el partido sigue en picada, y no se ve un liderazgo que pueda destacar, salvo que Roxana Luna levantara la mano.

Y aunque en el PRI no faltaran las voces críticas que también exijan un nuevo presidente, ahí las cosas se cocinan aparte. Todo pasa por las decisiones del CEN, en donde Alito Moreno parte el queso junto con su operador de cabecera Javier Casique.

Así las cosas, los partidos políticos vivirán meses de mucha tensión y golpes bajos, como el preámbulo a la carrera por el 2024. Porque la sucesión ya empezó. Ni más, ni menos.