Quiubo, banda intolerante. Como ya se la saben, aquí les viene su héroe del barrio que les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense, porque me les vengo. Y conste que no les aviso dos veces.

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Ya les cayó su servilleta con la información más fresca de Puebla, nomás para que no digan que no los consiento.

Cómo ven, manada, que desde lo más oscuro del Charlie Hall llegó a los oídos de su héroe de barrio una más del famoso Varguitas sindical, es decir, Israel Pacheco.

Y no exagero. Ahí les va porque conste que cantada vale doble.

Resulta que él monta perros sindical otra vez anda queriendo controlar los hilos del Sindicato del Ayuntamiento, dizque para hacerse notar con el nuevo inquilino Lalo Rivera.

Y es que al muy iluso líder charro le vendieron la ideota de meter presión para a ver si se le hace reunirse con el alcalde electo.

Me cae de madre que éstas solamente se las creen los morritos en Día de Reyes. Pura fantasía, y de la mala.

¿Van a creer que Eduardo Rivera lo querría ver? Ni en pintura.

Dicen los que saben que el presi electo no se andará con jueguitos y a la primera llave se la va a dejar caer al Varguitas poblano. Y no su garrote sino el de la justicia federal que, según cuentan, le anda echando el ojo.

Por lo mientras, Israel Pacheco se quedó chiflando en la lomita porque a nadie espantó que su gente armara el pancracio a las puertas del Charlie Hall.

No es por nada, pero ¿quién querría acercarse a Israel Pacheco?

Nomás basta recordar que estuvo bien guardadito en el tambo cuatro años y medio acusado de secuestro, extorsión y enriquecimiento ilícito.

Vaya fichita de líder sindical.

Y eso no es todo: cuando salió exigió ser reinstalado y estuvo detrás de plantones en el zócalo.

¿Se acuerdan, banda? Y eso no es todo porque en él pesaba la figura de Líder Vitalicio. Con apenas escarbar poquito, todas las que llegan de memoria.

El charro, que ya no líder y menos vitalicio anda queriendo hacerse el importante.

No vaya a ser en una de esas que se le aparece la horma de sus zapatos, nomás por creerse el muy, muy.

Sobres, banda, ahí se las dejo de tarea.