Está “canijo” aceptar que tú y solo tú creas tu realidad, pero así es. Tus pensamientos crean las emociones que vives a diario, por ejemplo: Si tienes pensamientos de dolor, de miedo, de soledad, angustia y rencor, está en chino que tengas un día productivo, positivo, amoroso y con salud.
Culpamos a la vida de nuestros males cuando la respuesta estriba en observar los pensamientos que nos han convertido en un penoso costal de frustración.
Esta manera de pensar nos hará los seres más incomprendidos del planeta.
Esto viene al caso, porque el aislamiento en el que vivimos nos tiene al borde de una neurosis lapidaria. No hay amigo ni familiar que no esté “mentando madres”, a veces, sin saber por qué.
El caso es que o nos ponemos “las pilas” y nos ponemos a razonar sobre el porqué de nuestras reacciones neuróticas o nos va a cargar en patín.
Cada uno hace de su vida un papalote, pero lo complejo del caso es que muchas veces esta actitud es la causa del dolor ajeno, piénsenlo.