Quiubo, banda intolerante. Como ya se la saben, aquí les viene su héroe de barrio que les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.
Así que agárrense, porque me les vengo. Y conste que no les aviso dos veces.
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Con la novedad, mis carnalitos que desde los corrillos de la Secretaría de Administración llegó a los oídos de este su luchador de cabecera un máscara contra cabellera.
¡Ahí les va la pura sabrosura!
Pos resulta que desde el anuncio que hizo el góber del famoso permiso que se tomará la secre Rosa Urtuzuástegui, hay uno que ya se siente el ungido por los dioses del ring pa’ quedarse como encargado de despacho.
Y es de que mi chismoso de barrio allá por la 11 Oriente me contó que Jesús Ramírez Díaz, el flamante subsecretario de Transparencia y Gobierno Digital, ya se vio en lo más alto de la mera, mera, dependencia.
Ya siente que su tiempo llegó luego de muchos años bien cerquitas del góber desde que éste despachaba en el Senado.
A Chuchito, como le dicen los cuates, se le ha visto muy cerquita de doña Rosa Urtuzuástegui tomando notas en la escuela de la vida. No por nada dicen que ya habla, camina y hasta capacitaciones da como todo un secretario.
¡Pero no todo lo que brilla es oro!
En la misma secretaría se andan encendiendo las alarmas, se preguntan si Chuchito Ramírez sería el indicado para ser encargado de despacho, dejen de la Secretaría de Administración, de cualquier dependencia.
Porque nomás resuena su nombre y no es recordado por los premios que se ha embolsado, digo, que ha recogido en lugar de Rosa Urtuzuástegui, como aquel a la “Innovación Pública”.
Todo lo contrario. Hasta la piel se me pone chinita con el escándalo aquel de la famosa app “Covid Puebla” que si la buscan ya ni la topan pa’ Android o AiFon. Todo por culpa de los datos de miles de poblanos filtrados por las fallas de seguridad.
Unos dicen que si así planeará los dineros de los poblanos, mejor vayan buscando a un candidato con un poquito más de capacidad.
Así las cosas, en la Secretaría de Administración a unas horas de la salida… temporal, de Rosa Urtuzuástegui.
Hagan sus apuestas, nomás que de lejitos que el Covidio ya se dejó venir con más fuerza.