El gobernador Miguel Barbosa no es el mismo del arranque de su administración. En la entrevista que concedió a Intolerancia Diario, encontré a un mandatario alejado de las posturas hoscas y beligerantes, para dar pie a la apertura y conciliación.
Amén de los temas obligados como la seguridad o las acciones a tomar ante la tercera ola de Covid, Barbosa reconoció que hay un viraje en su forma de hacer política aunque advirtió que seguirá alzando la voz, denunciando corruptelas y realizando cambios en su gabinete, cuando sea necesario.
Barbosa tiene a su favor una virtud difícil de encontrar en los políticos: no ambiciona un nuevo cargo ni sueña con ser Presidente de la República. Tajantemente ha dicho que con su gubernatura, se acaba su carrera política.
Precisamente por eso, ante mi pregunta: ¿Cómo quiere ser recordado por los poblanos? Encontré una respuesta muy simple: como un hombre que actuó con legalidad.
Esa misma legalidad es la que le impide revelar los nombres de los exfuncionarios morenovallistas sobre quienes pesan investigaciones, suficientemente robustas, como para llevarlos a la cárcel por desvío de recursos y otras corruptelas. Aunque para ser justos, todos tenemos una clara idea de quiénes podrían hacerle compañía a Eukid Castañón.
En los dineros, un tema que por lo general es tabú para quienes gobiernan, resulta transparente. No teme decir que no ha recibido ni un peso fuera de lo etiquetado en el presupuesto por parte de la federación, tampoco oculta el reproche ante la ausencia de empresarios poblanos que le apuesten a la construcción de las dos prisiones que requiere el estado, mucho menos maquilla la propuesta para que el aeropuerto de Huejotzingo se concesione y así se convierta en un polo de desarrollo.
Sin proponérselo, el trabajo de Miguel Barbosa podría resultar de mayor impacto social que aquel que realizaron quienes presumían de transformar a Puebla.
En resumen, la entrevista que le invito a ver en cualquiera de las redes sociales de Intolerancia Diario, incluye desde mensajes políticos y sociales hasta momentos de irónica risa, voluntaria e involuntaria.
Los primeros 32
Ayer se confirmó que los candidatos a alcaldes y a diputados locales y federales son malos para eso de la rendición de cuentas. El INE planteó las primeras 32 multas en contra de igual número de aspirantes –algunos ganadores- por rebasar los topes de campaña.
Más allá de lo anecdótico de la situación, el hecho de que un candidato (y su equipo) no sea capaz de hacer sumas y restas tan básicas como los ingresos y gastos durante un mes, nos debería preocupar a los poblanos.
Si no pueden transparentar el financiamiento de sus campañas cómo realizarán licitaciones limpias o peor aún, cómo podemos confiarles el presupuesto público, el dinero que es nuestro, de todos.
Ojala que tras las multas, las y los futuros representantes públicos se tomen un curso básico de contabilidad.