Anoche, durante el programa Off The Record, Jaime Lucero nos contó un poco de lo que viven nuestros paisanos y todos los que intentan trabajar en Estados Unidos para sacar de la pobreza, y la inseguridad, a sus familias.
El tema de la política y las aspiraciones al 2024 estuvieron presentes, sin embargo le recomiendo mucho la entrevista para entender y escuchar de viva voz, por qué en estos días el llamado “sueño americano”, ese que persiguieron nuestros abuelos ya no es real, vamos ni siquiera viable.
Imaginar que se puede cruzar la frontera, encontrar un trabajo estable y hacerse de un capital para regresar a vivir la vejez en su tierra, hoy es casi imposible.
La pesadilla americana comienza con brincar la frontera, donde asombran las cantidades que se pagan para que un pollero, sin ningún recato humano, haga lo posible por “cruzar” a los migrantes.
Con las cantidades que se pagan a los traficantes de personas, bien se podría colocar un micronegocio en México, claro está, si la corrupción no se entromete en el proyecto y lo lleva a la quiebra.
El enroque del ISSSTE
Sucedió en el hospital del ISSSTE, el que se ubica en San Manuel. Era la madrugada del miércoles 28 de septiembre cuando un médico llamó a una funeraria con una frase inusual: “No sea malo, échennos la mano, nos equivocamos”.
El servicio funerario había recogido horas antes el cuerpo de una víctima de Covid y atendiendo al protocolo, evitaron abrir la bolsa y se limitaron a dar por válidos los datos de la etiqueta.
Acto seguido, los empleados de la funeraria llevaron el cuerpo al crematorio y enlistaron los restos para colocarlos en el horno, a donde se depositan con todo y bolsa, por lo cual nadie había notado “el error”.
Como un llamado desde el más allá, alguien en el hospital tuvo la ansiedad de volver a ver a su familiar y descubrió que el cuerpo que le estaban entregando no era el que había reconocido, vamos ni siquiera del mismo sexo.
A principios de esta semana fallecieron un hombre y una mujer. Por error en el hospital colocaron las etiquetas al revés y entregaron a la funeraria el cuerpo que esperaban en el ISSSTE de San Manuel.
La anécdota tuvo un buen desenlace porque el cuerpo que sería cremado aún esperaría unas horas en la funeraria y ésta accedió al cambio de cuerpos, bajo el consentimiento de ambas familias.
Los familiares que permanecían en el hospital –y que descubrieron el enroque- accedieron a firmar un perdón al ISSSTE pues entendieron que se trató de un error humano, ante el trabajo excesivo que se ha presentado desde hace año y medio cuando la pandemia comenzó a saturar los servicios.
La noticia, que corrió como pólvora, encontró eco en los “conspiracionistas” que aseguran que este error es más común de lo que parece.
Y aunque a palabras necias, oídos sordos, es verdad que se podría hacer uso de la tecnología o buscar la manera en que quienes despiden a un familiar, tengan la certeza de que los restos que están recibiendo son en verdad de sus seres queridos.