Obras y servicios públicos, eso es en general, lo que los poblanos de los 217 municipios esperan de sus próximas autoridades locales. Suena simple, pero en los hechos, parece más que complicado.
Las –hasta hoy- 213 autoridades electas que rendirán protesta el viernes tienen un reto en común: mantener la gobernabilidad en sus demarcaciones y no perder en 100 días la confianza de sus votantes.
En menos de 50 municipios se logró la reelección, en ocasiones por marrullerías, en otras porque realmente los habitantes confiaron sus municipios, por otros tres años, a los mismos dirigentes.
En el resto, exceptuando los lugares en donde se tendrán que repetir las elecciones, la mayoría cambiará de partido, habrá una alternancia, lo que nuevamente refleja el reclamo de los habitantes de contar con autoridades que lejos de llenarse los bolsillos puedan cumplir con las obras básicas y los servicios públicos que se requieren.
Limpia, electrificado, agua, poda, alcantarillado, bacheo y pavimentación, serán la fórmula mágica para que las autoridades que este fin de semana se estrenan puedan regresar en un par de años a pedir la reelección o de pérdida a no ser abucheados por sus vecinos.
La seguridad es un tema aparte. No hay municipio que en menor o mayor grado esté exento de ella y aunque se trata de un mal que difícilmente podrá controlarse sólo con las policías municipales, sí recae en ellos, el tema de confianza y proximidad ciudadana.
Mantener policías municipales independientes a las nóminas o amenazas de los delincuentes, deberá ser parte de las prioridades de los gobiernos que inician.
Y ya que estamos en la lista de la ilusión, podemos incluir la solicitud para que la transparencia y la fiscalización sean prácticas comunes, de ello dependerá, entre otras cosas, que los nuevos alcaldes no puedan ser amagados o sancionados con sus famosas cuentas públicas.
Para el próximo viernes, los alcaldes preparan su reluciente ajuar —incluidos chones nuevos— para estrenarlo en sus respectivas tomas de posesión.
Ahí llegarán con la misión de mantener su imagen, tan limpia como hoy luce la vestimenta que espera ser estrenada en la toma de protesta.
Hoy —salvo los reelectos— llegan con la misma blancura de los calzoncillos que usarán en el gran evento.
Y salta la pregunta.
¿Serán capaces de evitar la rajita de canela en sus nuevas administraciones?
Omito mi respuesta.
La apertura total, un reto para todos
Después de 19 meses ¿podremos los poblanos ser lo suficientemente responsables para no abarrotar los espacios que desde hoy serán reabiertos?
La buena noticia es que los antros y bares que operaban en la clandestinidad, muchas veces superando el aforo del 30 por ciento, ahora podrán ser supervisados por las autoridades de Protección Civil.
Se entiende la urgencia de los sectores que durante año y medio vieron mermadas o canceladas sus operaciones y esperemos que esta reapertura sea lo mejor para ellos y para los poblanos en general.
Aunque francamente no veo cómo se incluirán las nuevas medidas de bioseguridad en lugares como los table dance.
¿O acaso el Covid habrá generado una nueva forma de restregones digitales?
Habría que ver.