Una gran parte de los poblanos es familiar con el término paro técnico, algunos asociándolo a empresas textiles, la gran mayoría con Volkswagen; paros en la producción por inventarios, mantenimientos o falta de algún insumo.
Por ejemplo, durante todo el año la industria de automóviles se ha visto sumida en la crisis global de chips, componente fundacional para los autos modernos y cuya escasez ha pausado fábricas en Puebla, San José Chiapa y el mundo.
Sin embargo, este lunes se vivió en Rafael Lara Grajales, a una hora de la capital, un hecho insólito en la economía poblana comparable a la falta de chips: un paro técnico de una semana del 10% de la plantilla de una planta procesadora de alimentos.
El hecho destaca tanto por ser la primera vez que un paro así se presenta en la industria alimentaria, como por la tormenta perfecta que orilló a la enlatadora San Marcos a ello.
La empresa, dedicada a procesar conservas de frutas y chiles, frijoles y salsa, fundamenta buena parte del negocio en el enlatado con acero, único material capaz de resistir los procesos térmicos y de presión para la preservación de los alimentos.
Este insumo se ha incrementado hasta un 300% de costos prepandémicos entre la inmensa demanda de contenedores marítimos y una burbuja especulativa global.
Paralelamente los energéticos. En el 2012 la empresa invirtió $60 millones adecuando a gas natural sus procesos industriales, movimiento de mucho sentido durante la década de gas barato de Estados Unidos. Decirle que en promedio este año el millón de BTUs subió de 3 a 5 dólares puede no decir nada, pero ver la CDMX tomada antier por los gaseros, la chapuza de Gas Bienestar y lo que le viene costando el tanque en las últimas semanas le hablarán más fuerte.
No obstante, estos elementos son parte del zangoloteo inevitable del capitalismo global, el otro componente preocupa por su cercanía, la inflación pico de gallo.
Este término, de uso en la folclórica economía mexicana, hace referencia al incremento en los precios de jitomate, cebolla y chile serrano (a veces incluyéndose aguacate y limón), mismos que ahora se encuentran en un 10% de inflación, arriba del de por sí alto 6% mensual. El impacto a San Marcos es evidente.
Aunque esta inflación se está sintiendo en mayor o menor medida en todo el mundo, y se estima estará concluyendo a finales de año, México parece tener pocos argumentos para recuperarse con fuerza en el 2022. Mientras, la inflación sigue haciendo estragos en los bolsillos de los más pobres, quienes ven irse en alimentación la mayoría de sus magros ingresos.
El culebrón de las Ciencias Nacionales
Si bien dedicar presupuesto a ciencia y tecnología en un país con tantas carencias básicas como México puede ser debatible, sin soslayar su capacidad de ayudar a desarrollar a una nación y elevarla intelectualmente, es una realidad que estamos viendo una mala novela a su alrededor.
Desde la batalla judicial entre la Fiscalía Federal del resentido Gertz Manero contra 31 científicos, magnificada fuera de proporción como crimen organizado, pasando por el amordazador código de conducta publicado por la titular del máximo órgano de ciencia nacional CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
Al plató se suma ahora el primer actor del presidente nacional, pues ha detenido el listado final del Premio Nacional de Ciencias 2021 en el Consejo de Premiación de la SEP. El ganador del reconocimiento 2020 todavía no ha sido declarado, se presume por el enojo del mandamás al ver el premio de $823 mil pesos, por lo que este año se redujo a $100 mil y sujeto a presupuesto. Como secreto a voces se especula que el del año pasado irá desierto, faltará ver la última palabra del presidente en el premio de este año.