Hablar de Javier López Díaz es reconocer al periodista radiofónico más escuchado en los últimos 30 años, un personaje que convirtió a sus radioescuchas en reporteros; el que dando la hora de manera continua hacía que la gente lo escuchara mientras se preparaba para ir al trabajo o llevar los hijos a la escuela.
Fue hace 32 años cuando por azares del destino, Javier llegó a cubrir un espacio en la legendaria XEHR que había dejado el periodista Jesús Manuel Hernández, uno de los dos conductores que acapararon el mercado de las noticias, el otro era el maestro Enrique Montero Ponce.
Con un equipo de jóvenes reporteros entre ellos Yirath Aguilar Miranda, Alejandra Delgadillo Morán, Berenice Sánchez Nava, así como Israel Valero comenzó su redacción de noticias, a la que después se sumaría Hugo Sánchez Izquierdo, quien ya había sido su compañero, pero en la prensa escrita.
Fue en ese inicio dentro del grupo ACIR, entonces presidido por Rafael Cañedo, cuando buscó innovar, y surgieron los “radares”, que eran cortos de noticias, cada hora, durante el transcurso del día, el último a las 20 horas.
Ese ritmo hizo que la gente que quería estar informada, cuando no teníamos internet, estuviera fielmente escuchando la radio, pues nos mantenía al tanto de lo que acontecía cada hora.
Javier era el conductor que mantenía la pasión del reportero. Salía al campo, como lo hizo en el conflicto de la armadora Volkswagen, donde él pasó la noche en vela, en julio de 1992, acompañando a su reportero, para llegar al programa con la noticia fresca.
A Javier le gustaba visitar el volcán cuando inició su actividad como comunicador. Realmente lo disfrutaba y en esos años lo hacía con su equipo de reporteros cenando después de una ardua jornada.
Era una persona que reconocía trayectorias, por ello el respeto que siempre le guardó a Don Enrique Montero Ponce.
En la época que López Díaz inició su noticiario también lo acompañaron en otras trincheras sus amigos y hermanos, Carlos Martín Huerta Macías y Juan Carlos Valerio, una camada de conductores que siguen marcando la pauta en Puebla.
Usted es el reportero
Con la visión y audacia de Javier, sus reporteros se multiplicaron, pues cada radioescucha se convirtió en un informante, lo mismo de un accidente, de un bache o del alza del precio del jitomate; todos eran igualmente importantes.
En los últimos años emprendió una cruzada para entregar sillas de ruedas a la que llamó “Suelta la silla” y fueron cientos, quizá miles los beneficiados, pues los donativos de aparatos eran constantes.
Hoy la radio poblana y el periodismo están de luto, su mesa en el restaurante El Balcón de la 13 Poniente, donde iba a desayunar, estará vacía, tan vacía como la frecuencia que su luz llenó por más de 30 años.
Buen viaje Javier, desde donde andes, seguro nos darás los Buenos Días.