Desconozco si alguien todavía juega al Turista Mundial, donde uno compraba países, propiedades, aviones, hoteles y casinos, todo con dinero de fantasía. Había decenas de billetes que uno iba juntando hasta dejar en bancarrota a los demás participantes y ser el ganador. En el juego teníamos claro que ese dinero era tan falso que hasta les llamábamos panchólares, no se podía gastar en cosas reales.
El banco —uno de los jugadores—, repartía una cantidad de dinero a cada participante al inicio, otra más cada que daba una vuelta y se encargaba de vender, comprar o hipotecar las propiedades.
Las estrategias y los sueños de fantasía que generaba el juego eran muy grandes.
Traigo a colación este juego de mesa porque todo indica que en los tiempos de la 4T, los Ayuntamientos entrarán a una especie de Turista Nacional. Me explico.
En uno más de sus anuncios populistas, el gobierno federal ya presumió que los municipios van a recibir un incremento en sus participaciones de hasta 15 por ciento, lo cual ya puso felices a muchos presidentes de todos los colores, pero hay un pequeño problema, que el dinero que dicen les va a llegar, no existe.
En los cálculos que hizo el gobierno federal, apostaron a que suba el precio del petróleo, a mantener el tipo de cambio, a que la inflación no se dispare y a otras variantes de la macroeconomía.
El problema, como en su momento lo advirtieron los diputados de oposición, es que en una economía tan volátil, las posibilidades de que estos factores se presenten, son altísimas.
Para no ir lejos, el dólar ya rebasó la barrera de los 22 pesos y la inflación ya anda en niveles récord de los últimos 25 años.
Para confirmar esta alucinante promesa de recursos no habrá que esperar mucho. Por ahí de mayo de 2022 cuando los alcaldes soliciten las partidas excedentes, vendrá la negativa sistemática de la federación, dándoles largas y terminarán por decirles que a “Chuchita la bolsearon”.
La realidad dista mucho de la promesa de un dinero que simplemente no existe y que no existirá.
Regresando al símil, quien maneja la banca en el Turista les ofreció a los jugadores que tendrán mucha lana, incluso ya les dio sus billetes de fantasía, y si no cuidan su lanita por confiar en el banquero —léase AMLO—, se aceleran y gastan en las primeras vueltas su presupuesto caerán en quiebra esperando sus fantasiosas remesas.
El riesgo en la vida real es que los alcaldes, la mayoría novatos, podrían quedarse sin presupuesto antes del verano, apostando a un excedente que no llegará.
Ayer, en la reunión que tuvo la secretaria de Planeación y Finanzas del Estado de Puebla, María Teresa Castro con los integrantes de la Junta de Gobierno del Congreso, les planteó un panorama real; la situación es difícil, el gobierno del estado va a gastar con cautela, y si se pueden hacer reasignaciones se harán, pero no se pueden poner en riesgo las arcas estatales. De ahí que el llamado a gastos razonados fuese más que necesario.
Ante la franqueza de la funcionaria, todos los partidos adelantaron que votarán a favor la Ley de Egresos del Estado, tienen claro que en este caso no se trata de dinero de fantasía.
Así las cosas, para que nadie se diga sorprendido, doña Maria Teresa se los dijo fuerte y claro.
Bien dicen que en estos casos más vale una colorada, que veinte descoloridas.