Desde junio pasado, en Intolerancia Diario advertimos que el programa clientelar de AMLO, Sembrando Vida, en nada ayudaba al planeta o a los campesinos.

En la columna Resabio se reveló que lejos de alcanzar las metas de producción de plantas y reforestación que promueve  el proyecto, en papel, la realidad era que los números simplemente no cuadraban.

Que quienes intentaban mantener a flote el capricho se negaban a ver que realmente se estaban talando enormes espacios verdes para justificar la siembra de pequeños árboles y con ello cobrar los apoyos mensuales del gobierno.

En resumen se trataba de un proyecto sin pies ni cabeza.

Ayer, el tiempo nos dio nuevamente la razón luego de que se reveló que Andrés Manuel López Beltránhijo de AMLO—, ha sido uno de los grandes beneficiados con el programa que se paga con los impuestos de todos.

El cacao, como en tiempos de los aztecas, se convirtió nuevamente en moneda de cambio. Si los afiliados a Sembrando Vida deseaban seguir cobrando, deberían cultivar este grano, incluso cuando las tierras no fueran las propicias para ello.

Quienes tuvieron la fortuna de lograr las cosechas, hubieron de vender su producto a Andrés Manuel López Beltrán para que el vástago del presidente tuviera materia prima para la fabricación de sus chocolates fifís.

Pero esa no es la única ayuda, directa e indirecta que el hijo del hombre que prometió acabar con la corrupción y el nepotismo ha tenido. La finca Rocío, de donde se presume se producen las finas golosinas, cuenta con vigilancia a cargo del erario, al menos así lo documentó Connectas y un grupo de medios de comunicación que presentaron el reportaje que este lunes desató la ira del inquilino del Palacio Nacional

Teniendo como escaparate La Mañanera, Andrés Manuel quiso desacreditar el trabajo periodístico y dijo que no era cierto, aunque no fue capaz de aclarar cuál parte es la inexacta.

 

 

El hombre que ha criticado los sueños aspiraciones de los mexicanos tampoco se pronunció en favor de la transparencia ni adelantó una investigación que permitiera deslindar la obvia conclusión: su hijo se está beneficiando con el inservible programa de Sembrando Vida.

Así las cosas, el Rey de Palacio y sus herederos han mostrado sus dulces ambiciones, por lo que no han dudado en usar las influencias de la corona para hacerse de nuevos y prósperos territorios, para endulzar a toda la nobleza con sus suculentos productos.

La moraleja dirá que en ese Palacio vivió un Rey de Chocolate, cuyos empalagosos y ambiciosos príncipes ampliaron los dominios del reino gracias a una gran fábrica de chocolates y en donde el chocoflan resultó el producto estrella. Pero que al Rey en vez de pelo, le brotaba pura hiel.

Badillo al fin pisará el Congreso

Pasaron más de dos años para que Adolfo López Badillo se entrevistara con los legisladores, sólo que en ésta ocasión no lo hará para comparecer como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, sino como aspirante a comisionado del Instituto de Transparencia.

López Badillo fue citado a comparecer en julio de 2019 por la LX Legislatura, pero fiel a su estilo se ocultó y no acudió ante los diputados para explicar las omisiones en el caso Chalchihuapan. Sin embargo, este viernes no tendrá empacho en acudir al recinto legislativo para presumir que cuenta con las credenciales suficientes para ser comisionado y claro, que cuenta con una trayectoria “transparente”.

Pero Adolfo López olvida que en su historial se encuentra el 7 de abril de 2014 cuando citó a una reunión a Carlos Flores, opositor al gasoducto Morelos y curiosamente al salir del lugar, el activista fue detenido en un espectacular operativo como los que acostumbraba montar Víctor Carrancá, para sembrar miedo.

López Badillo fue mudo en el tema de los presos políticos, incapaz de emitir una recomendación por los hechos de Tehuacán y Chalchihuapan de junio y julio de 2014 donde se aplicó la Ley Bala y la lista la podemos seguir.

Con esas credenciales surge la duda ¿quién es la madrina o el padrino que está detrás de su postulación?