El gobernador Miguel Barbosa anunció un cambio más en su gabinete, la salida de Abelardo Cuellar Delgado de la Secretaría del Trabajo, con el arribo respectivo de Gabriel Biestro Medinilla, lo que por obvias razones provocó que comenzaron las especulaciones en torno al ex diputado local.

Algunos de inmediato lo pusieron en la sucesión del 2024, pero es necesario decirles que no se equivoquen, porque el camino hacia Casa Aguayo ya está muy adelantado en Morena, por lo que es evidente que no le alcance a Gabriel, ni a ninguno otro que quiera subirse al tren del mame.

Más allá de las cartas credenciales de Biestro, para calcular la protección que pudiera tener en su nuevo cargo, hay que partir de la base de que hay secretarías clave en el juego de la política que por sí mismas te ponen en el aparador de la sucesión, y la del Trabajo dista mucho de ser un trampolín para un suspirante. Es la naturaleza de las carteras sociales o la Segob las que te ponen en la pelea, las demás, son pipitilla.

En el caso del organigrama de Puebla actualmente podemos ver dos aparadores, Bienestar que acapara el manejo de los programas sociales, o la de Gobernación que tiene en sus manos la operación política; por sus perfiles, me queda claro que ninguna de sus titulares tiene los tamaños para suspirar por la gubernatura.

Regresando al personaje de hoy, sin poner en duda sus habilidades políticas, hay que decir que simplemente no le alcanzan sus canicas para la grande, pero su jugada en 2024 puede ser otra, ya sea volver a levantar la mano para buscar la candidatura a la presidencia municipal, o en su defecto, ir por una diputación federal, y entonces sí hacer las relaciones que se necesitan para poder poner los ojos en la Casona de El Alto.

Ahora bien, antes de futurear, Gabriel Biestro tiene un reto en su nuevo encargo, hay veinte mil expedientes rezagados en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, y hasta que no se resuelvan, no podrá desaparecer esa junta local. Actualmente es el organismo de mediación el que recibe los casos, pero hay que terminar con el trabajo pendiente.

La del Trabajo es una papa caliente que ha dormido el sueño de los justos desde hace varios años y que requiere de una cirugía mayor urgente.

Así que antes de los sueños de opio, primero, lo primero.

Inés, la “Noroña Poblana”

Inés Parra, diputada federal por el distrito de Ajalpan, fue a calentar a la gente de la cabecera distrital con el argumento de que el cobro del Derecho de Alumbrado Público, es un abuso, y lo peor de todo es que sus acciones podrían provocar una tragedia en los próximos días.

Doña Inés, quien presume ser del ala radical de Morena, en 40 meses que lleva en San Lázaro no ha presentado una sola iniciativa. Así como usted lo lee. Esta señora ha vegetado en su curul, pero para lo que sí tiene tiempo es para generar desmanes en su tierra.

Lo que tampoco dice es que no gestionó recursos para atender una de las zonas con mayor pobreza en el país, como lo es el distrito que representa.

En sus giras, cada discurso y cada uno de sus actos son lo mismo que rociar gasolina, en donde una chispa puede generar una grave explosión.

Ajalpan tiene una historia de violencia en donde el riesgo de estallido social siempre está latente.

¿Se imaginan que el miércoles la gente de Ajalpan hubiera tocado las campanas para ir en contra del presidente municipal para que no se cobre el DAP?

El fantasma del linchamiento deambula la región y esta mujer pareciera estar buscando un hecho de lamentables consecuencias.

Tristemente, Puebla también tiene su propia  “Noroña”.

Ni más, ni menos.