Así como el tema de la casa blanca fue un golpe durísimo a la credibilidad e imagen de Enrique Peña Nieto, la casa gris está cobrando enormes facturas a López Obrador, quien basa su discurso político en el combate a la corrupción.

Aunque en el fondo el tema no era que su hijo viviera en una mansión gringa, si no los evidentes compromisos entre los contratistas de Pemex y las ligas con su vástago, a través de su nuera, en el imaginario colectivo ya quedó sembrada la idea de que AMLO es tan corrupto como sus antecesores… o quizá más.

En este escenario, el hombre de las mañaneras, que lleva años en campaña y que sabe perfectamente cómo manipular a las masas, ha buscado que el tema se esfume, pero nada le ha resultado.

Ni la ridícula estrategia de “Todos somos Hugo” que enardeció y con sobradas razones a todos los que han enfermado de Covid y a los deudos de esta terrible pandemia.

Tampoco le funcionó la reciente puntada que se aventó el miércoles pasado y que puso en un hilo la relación diplomática entre México y España ante la “ideota” de “pausar” las relaciones con un país que hoy por hoy es uno de los socios comerciales más importantes de nuestra nación.

De la ocurrencia de nombrar a Jesusa como embajadora en Panamá, otro país con el que México tenía, hasta antes de la 4T, buenas relaciones, ya ni hablamos porque tampoco le funcionó para lo que quería, borrar el caso de la casa gris.

Ninguna de las cortinas de humo que ha intentado lanzar desde el enorme escaparate mediático que son las mañaneras ha logrado mermar la crisis generada por la casa gris.

Eso nos demuestra que el escándalo principal es lo suficientemente grave y contundente.

AMLO ha sido un experto en tender cortinas de humo, incluso se habla de que sus dos positivos a Covid pudieron serlo en su momento, sin embargo, en esta ocasión parece que ha perdido el encanto.

Habrá que ver mañana, el fin de semana y los próximos días cómo responde ante la advertencia velada de que nuevos escándalos de corrupción podrían destaparse ahora con Andy.

¿De qué tamaño será la bomba periodística?, ¿Superará el escándalo de José Ramón y su casa gris?.

Veremos y diremos.