La revelación sobre el aumento en la tasa de interés interbancaria en la mañanera es un error que puede tener implicaciones económicas muy delicadas.
Además de violar la autonomía del Banco de México y de confirmar que la información de Banxico se filtró, el presidente no midió el riesgo que representa una declaración de ese tamaño, para la economía nacional .
Los gestos y muecas del propio Presidente cuando explica que el aumento a 6.5% servirá para contraer las inversiones en el país y de esa manera tratar de contener la inflación que comienza a ser un verdadero calvario para su gobierno, lo dicen todo.
AMLO y su narcisismo no pudieron esperar a que fuera la propia gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, en la 85 Convención Bancaria, quien realizara el informe.
López Obrador violó la Ley del Banco de México en su artículo 45, al no mantener la secrecía y el artículo 43 fracción V que marca como causa de remoción la filtración de información confidencial.
Como ya sabemos, esas violaciones a la ley no serán ni siquiera tema de las mañaneras, por eso regresemos a las implicaciones macroeconómicas que el anuncio representa.
En un comunicado conjunto el IMCO, México Cómo Vamos y México Evalúa, las agrupaciones detallaron: “Con la vulneración a la autonomía del Banco de México, se corre el riesgo de que la política monetaria pierda efectividad para cumplir con el objetivo de sostener el poder adquisitivo de la moneda”.
Y justamente esta es una de las implicaciones más delicadas del tema: que falle la política monetaria que están tratando de utilizar para controlar la inflación.
La inflación, ese democrático impuesto que todos pagamos porque encarece desde las tortillas y los energéticos hasta los servicios y diversiones, podría dispararse y generar que el poder adquisitivo de los mexicanos –chairos y fifís- caiga estrepitosamente.
En otras palabras, el fantasma de una devaluación como la que se vivió en 1994 o en 1982 nos ronda y lejos de ahuyentarlo, AMLO lo invocó.
Para tratar de frenar la inquietud en los mercados, Andrés Manuel pronunció en Acapulco, frente a los banqueros, la primera disculpa pública que se le recuerda y justificó su yerro señalando que como desde una noche antes tuvo la información pensó que ya se trataba de un dato público.
Es tan increíble el nivel de desinformación que maneja el inquilino de Palacio Nacional que uno podría pensar que su declaración fue una estrategia más para desviar la comunicación y claro, la disculpa pública una más de sus cortinas de humo para no responder ni por la opacidad en las obras del AIFA ni por las implicaciones de la Casa Gris.