La presencia de Marcelo Ebrard dejó ayer ante los empresarios una buena impresión. Para nadie es secreto que es una de las cartas para el 2024, sin embargo pasar la aduana de la candidatura no será nada fácil.
Si bien es un hombre que podría garantizar la reconciliación con los empresarios, uno de los muchos sectores con los cuales López Obrador rompió, también arrastra negativos.
El exjefe de gobierno del Distrito Federal ha mostrado una insana tibieza ante el posicionamiento de nuestro país en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Ebrard Casaubón ha sido debilitado, también por el propio inquilino del Palacio Nacional, por tuitazos que destrozaron años de diplomacia mexicana como sucedió con la “respuesta” de AMLO al Parlamento Europeo.
El canciller tampoco ha quedado bien parado tras frases incendiarias de Andrés Manuel contra España, la más reciente en el tema de “pausar” las relaciones.
Quizá por esas afrentas Marcelo trajo a Puebla un discurso en el que apostó a la estabilidad y a la atracción de inversiones extranjeras.
Ante la pregunta política, tras su reunión con Miguel Barbosa, fue preciso “ni el gobernador ni yo, tenemos tiempo para la grilla”.
De su voz, los empresarios escucharon del trabajo en el Medio Oriente y que el inicio de relaciones en esa zona del mundo se puede convertir en un gran mercado para México.
Este tipo de mensajes dan tranquilidad a un sector empresarial que durante más de tres años ha sido señalado por López Obrador como uno de los responsables de las desgracias que enfrenta el país.
La aduana de las candidaturas de 2024 tendrá un celoso guardián. Dos son las cartas de López Obrador, además de Ebrard, Claudia Sheinbaum, gobernadora de la Ciudad de México, y su amigo y secretario de Gobernación, Adán Augusto Hernández.
En el caso de Sheinbaum, prácticamente la corcholata favorita, espera que AMLO la mire y le diga que ella es la elegida, y mientras ese momento llega mantiene un estilo muy parecido de gobernar al que imponen desde Palacio Nacional.
Pese al capricho de López Obrador hay que recordar que el año pasado a Claudia Sheinbaum le fue muy mal en las elecciones de la Ciudad de México tras perder varias alcaldías.
De Adán Augusto Hernández habrá que ver si tiene el tamaño para poder ser candidato nacional y también calcular cuánto le restarán acciones como la violación a la Ley Electoral, que lo dejó muy mal parado ante los posibles votantes.
Volviendo con Ebrard, recordemos que cuenta con el apoyo del PT y del Partido Verde, el primero lo ha respaldado desde hace diez años, incluso Alberto Anaya dijo que sería el próximo.
La pasarela para suceder a Andrés Manuel ya comenzó y el canciller pasó una prueba en Puebla.
¿Seguirá con pies de plomo rumbo al 2024?
Veremos y diremos.