Santa indignación y abucheos provocó la dipu local, Daniela Mier Bañuelos, luego que un grupo de valedores ligados a la morenista, anduvieran regalando cubetas con su nombre en la Feria de La Gordita.
La hija del pobre Nachito Mier, se quiso ver gandul y “de un ave” andar con la compradera de conciencias.
Lo malo, pa’ sus intereses mezquinos, es que se fue a dar un baño de pueblo con mis compadres de La Resurrección, donde ya no se tragan esos cuentos.
Y es que resulta que a Danielita se le hizo bien fácil juntar una bola de chambiadores por hora, darles montones de cubetas y querer repartirlas, pa’ que el electorado se acuerde de su nombre.
Lo que fue abucheado por los carnales que la toparon y se dieron color que sus turbias intenciones, no por nada, la mentada legisladora se andaba escondiendo de salir en las fotos que panistas trepaban pa’l Tuister.
No fuera a ser que en una de esas fuera cachada con las manos en la masa mientras veía por encima del hombro a la banda chingona del Barrio Intolerante.
La indignación fue tal que no tardaron en quemarla en el Tuister, pos cómo no, si el mensaje que manda no es otro que pura soberbia y presumir su privilegio.
Como si ya se le quemaran las manos pa’ seguir promocionando su apellido, pos así como mucho futuro político, la Netflix, no se le ve ni a bola de tamborazos.
Ora sí que la operación familiar pa’ seguir jalando la carreta del payasito de San Lázaro se quedó en puro intento, pos querer mancillar la Feria de la Gordita, no se les va a perdonar por esos rumbos. Se los juro por ésta.
Aunque una cosa está clara, banda, la desesperación de Nachito Mier sigue a flor de piel, y no descarten que use a su hija pa’ querer salirse con la suya, como lo hizo el Toro Salgado Macedonio.
Por lo mientras, el “perro oso” de Danielita a la de a Wilbur tendrá consecuencias, pos si algo no le queda claro es que los carnales ya están hasta la máuser que les vean la cara y los usen como carne de cañón.
A este paso sólo alimentan un odio jarocho de quienes les cobrarán facturas en el 2024.
Qué bonita pesadilla se le viene encima al “Clan de la Cubeta” por jugarle al “todas mías”. Al tiempo, mis valedores.