Después de años de polémica, y que en mi caso como poblano estoy orgulloso de que el volcán más alto de México, el Citlaltépetl, pertenezca a Puebla, y ya no se llame Pico de Orizaba, quiero recordar el haber nadado en sus aguas del deshielo, una sensación que para algunos es curativa.
Así en 1995 tuve la oportunidad de que me invitaran a participar en el triatlón de Orizaba; desde aquí mi agradecimiento a la anfitriona de la familia Calderon Jenkins a instancia de Hector Alejandro Castillo Naylor; este se lleva a cabo en una laguna que se llama Ojo de Agua y esa agua es del deshielo del Citlaltépetl, es una agua muy fría pero es una oportunidad que los triatletas tenemos para comenzar a entrenarnos en ese shock que enfrenta el cuerpo con las aguas más frías de lo que estamos habituados.
Desde luego empecé a entrenar bañándome con agua fría todos los días para que mi cuerpo se fuera acostumbrando, que incluso algunos especialistas lo recomiendan para la salud.
Había tenido la experiencia de las aguas heladas de Alchichica, pero el agua de la laguna es más fría, pues eran al parecer 500 metros nadando, y la hipotermia para alguien improvisado, se puede presentar en esa distancia, así que hay que ver con respeto cada lugar en que se nada pues algo nos puede traicionar.
En esa competencia después de nadar, eran 20 kilómetros en bici que hacías por un bulevar, se le daban tres vueltas y después corrías 5 kilómetros, se puede decir una distancia corta en comparación con el medio maratón, o los cuarenta y dos kilómetros de un triatlón olímpico.
Aquí lo importante es que cuando te metes a estas aguas sí experimenta tu cuerpo un golpe muy fuerte, los comentarios de algunos amigos que fueron a entrar conmigo, fueron “¡Pepe estás morado!”, mi piel había adquirido una tonalidad violácea como consecuencia de estar sumergido en esas frías aguas.
En ese aprendizaje, es una magnífica oportunidad para probar tus trajes de neopreno que el comité organizador permite que uses cuando el agua está a 10 grados centígrados o menos.
Es una oportunidad de probar tu wetsuit, puedes ir probando que es lo que pasa, una etapa de resistencia del cuerpo, la sensación que experimentan en algunas regiones del mundo donde el sumergirse en el agua helada es un ritual.
Por ello recuerdo con mucho cariño el triatlón de Orizaba en el que tuve oportunidad de participar dos veces y meterme a esas aguas tres veces, la segunda para entrenar.
Han pasados los años, y se los recomiendo, es todo una experiencia y por ello lo he llamado que deben entrenarte para tener resistencia al agua fría, un amigo, que en paz descanse, Bruno Stoob, que era deportista de altísima resistencia, y su fuerte era el piso pues no era bueno en el agua fría, decía precisamente el “coco, el coco”, es el agua fría.