El practicar cualquier disciplina deportiva, no sólo implica el esfuerzo físico, sino también el económico, pues el deportista amateur debe costear los viajes, tanto traslado como hospedaje, otros gastos que parecieran tan comunes pero que pegan en el bolsillo, que en el caso de los triatletas son calzado, la bicicleta, traje especial cuando se nada en aguas heladas, dinero que sale del competidor, o de su familia.
En uno de mis recuerdos está el del año de 1999 cuando tuve la oportunidad de participar por primera vez patrocinado para competir en un triatlón olímpico, y fue el licenciado Miguel Ángel Ramírez y Villafaña, quien a nombre de mis compañeros de generación de la Escuela Libre de Derecho de Puebla, lograron aportar una cantidad que me ayudó a pagar mi pasaje.
Más allá de la cantidad que se haya aportado para esa competencia, lo que se da por parte de quienes entregan el apoyo, es que le están dando el voto de confianza el competidor, están creyendo en él.
En ese momento en que se hizo el ofrecimiento, pasaron por mi mente los momentos en los que inicié mi trayectoria en el triatlón, de manera solitaria, sólo unos cuantos creían que iba a terminar la primera competencia.
Con ese apoyo pagué mi pasaje a Puerto Vallarta, donde nadé en el mar, después la bicicleta, que por cierto el trayecto es plano, con una ligera subida; el problema fue correr por la ciudad, ya que las calles son empredradas generando un reto para el competidor que se puede lesionar fácilmente.
Para quienes tenemos los tobillos de cristal, fue un reto el correr, además debemos tomar en cuenta que el triatleta ya hizo el esfuerzo de nadar en el mar, donde la corriente exige un mayor esfuerzo, el haber pedaleado durante varios kilómetros, así el cuerpo llega debilitado al final.
Pero el haber concluido la competencia con los retos que implicó, me dio el impulso para ir directamente a donde se encontraba el micrófono con el cual se narraba el evento, y lo pedí. Así como al final de la película de Rocky, también agradecí, el mensaje fue para mis compañeros que no estaban presentes, mi frase fue, “Les agradezco mucho que hayan confiado en mi, y hayan patrocinado este evento”.
Insisto, es la solidaridad, y el abrazo que recibes en ese momento por parte de quienes creyeron en ti, en un sueño o locura como algunos lo dijeron en su momento, pero sabes que no estás solo.