A veces los diputados se suben a un ladrillo y desde ahí se marean.
Traigo esta frase a colación por los dichos del diputado panista, Oswaldo Jiménez, quien arrastrado por la ideología y los intereses del ala radical de la derecha, se compró la idea de que Acción Nacional es autosuficiente.
Nada más falso.
Es verdad que el PAN de hoy es mucho más fuerte y tiene más presencia que la que tenía antes de Rafael Moreno Valle en 2010, cuando difícilmente arañaban algún triunfo.
Sin embargo, imaginar siquiera que tienen la capacidad suficiente para colocar candidatos propios en alcaldías, diputaciones y hasta a gobernador para ganar en 2024 es un verdadero acto de soberbia.
Los números son fríos, pero prácticos.
Hoy por hoy, Acción Nacional no es lo suficientemente fuerte para plantarle cara a Morena. En otras palabras, ir solos en las próximas elecciones sería un suicidio.
Y no sólo para el PAN, sería un desastre en cascada porque básicamente partiría a tercios las elecciones en los casos donde realmente tiene fuerza Acción Nacional. En espacios donde el PAN no pinta, simplemente se entregaría la plaza a Morena sin meter las manos.
Por absurdo que parezca, hay panistas que quieren sacudirse el apoyo que han recibido de las alianzas, que llegaron en 2010, para hacerse de diputaciones, presidencias municipales, diputaciones locales, federales y hasta senadurías.
Muchos de los panistas, priistas y perredistas que hoy están en el Congreso o que son alcaldes llegaron con los votos de un color diferente al que los postuló.
Negarlo no sólo es mezquino si no peligroso.
¿De verdad el diputado Jiménez cree que sin la operación política del PRI podrían sostener el número de curules que hoy gozan?, ¿A caso cree que aquellos simpatizantes –pocos ciertamente- del sol azteca que entendieron la importancia del voto útil se habrían sumado a la alianza de no ser “necesaria”?
Al diputado le caería bien un ábaco, una libreta y un lápiz y comenzar a hacer números antes de fragmentar una alianza como “Va por Puebla” que, a final de cuentas, se cocina en las esferas nacionales.
Aunque los números alegres del PRI presumen 400 mil votos, cifra que podría ser 25% menor, se trata de una cantidad tan importante de sufragios que sin ella, Acción Nacional simplemente no gobernaría la capital del estado.
Pero como dice el dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Podrán quitarle la venda de los ojos al legislador o se dejará arrastrar por su soberbia y el canto de las sirenas?
Veremos y diremos.