El socavón de Puebla, realmente de Sta. Ma. Zacatepec en el municipio J. C. Bonilla, dominó durante semanas la atención nacional. Tuvo de todo. Un inmenso hoyo en el suelo tragándose una casa entera en cámara lenta, dos perros atrapados con respectivo rescate heroico. Hasta pan homenaje tuvo.
No obstante, el interés desapareció cuando el socavón se estabilizó en 126 metros de diámetro y 45 de profundidad. Hoy, a un año de su aparición, quedó cercado por una malla ciclónica y frecuentado por un puñado de visitantes los fines de semana.
En el mismo municipio, aunque más hacia el lado de San Mateo Cuanalá, un evento que quedó corto del año –11 meses– también tuvo titulares, aunque algo más modestos. La toma de la planta Bonafont por integrantes de los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y de los Volcanes.
El trance tuvo solución tras dictaminación de un juez, devolviéndole el control de la propiedad a Bonafont, subsidiaria de la trasnacional Danone. Esto sucedió el 15 de febrero pasado, sin que haya retomado operaciones la embotelladora.
José Cinto Bernal, presidente municipal, ya nos había dado una probada del regreso de la compañía hace cosa de un mes. “Si la planta de Bonafont vuelve a abrir sus puertas no podrá explotar los mantos acuíferos de la región y solo podrá distribuir agua”. Amparándose, eso sí, en los mismos reglamentos y leyes que ignoró mientras le convenía lucrar políticamente con los movimientos.
Todo indica que la empresa retornará. Bonafont comenzó a preparar el regreso de los animales que quedaron dentro de la empresa –cerdos, conejos, borregos y pollos– y que fueron criados durante el tiempo que fue Centro Comunitario Altepelmecalli.
Estas declaraciones y el aniversario del socavón reunieron a los integrantes de Pueblos Unidos para manifestarse en contra de cualquier tipo de regreso a operaciones de la empresa, faltará ver hacia donde se expresan las inconformidades de la olla exprés de J. C. Bonilla. La última vez tomaron una carretera federal siete meses y después una empresa por once.
Un granero de medio millón de toneladas
El Paquete contra la Inflación y la Carestía del gobierno federal ha comenzado a toparse con la realidad. Una de las primeras medidas anunciadas fue comprar entre ochocientas mil a un millón de toneladas de maíz para contrarrestar el impacto de la inflación en la canasta básica. El número era complicado por las coyunturas geopolíticas y climáticas, pero se logró gracias a un juego de cifras. Se comprarían 521 mil en el mercado de Sinaloa y se contarían las 279 mil que tiene SEGALMEX en sus bodegas. Números alcanzados, medio.
Se busca proveer 150 mil toneladas a la industria tortillera, pero si sabemos que las tiendas DICONSA requieren 600 mil toneladas anuales tan solo para sus 20 mil tiendas comunitarias, 22 millones de personas dependen de ellas, las cuentas comienzan a descuadrarse.
Esto se acompaña, por supuesto, del descrédito que arrastra SEGALMEX por el mal uso de 8 mil millones de pesos con su anterior titular, Ignacio Ovalle, y las dos docenas de carpetas de investigación en la Fiscalía. En su reciente declaración al Ministerio Público, ahora como funcionario de Gobernación, el señor dijo “si lo hubiera firmado, éste pudo haber sido introducido entre un conglomerado de documentos que firmo a diario, y que por su volumen no me es posible leer”. Aclarado.
Pasos avinagrados
Casa Madero, la vinícola más antigua del continente, tuvo que cerrar temporalmente por la toma de instalaciones por los ejidatarios de San Lorenzo en Parras, Coahuila, por conflictos de aguas de riego. L.A. Cetto vio a su patriarca fallecer, mientras, terrenos aledaños a viñedos en San Miguel de Allende fueron incendiados entre veladas acusaciones de extorsiones por el crimen organizado; todo en menos de un mes. En octubre México será sede del 43º Congreso Mundial de la Viña y del Vino y ya se nos está agriando una producción nacional de 42 mil millones de pesos.