En estos días se presentó una fuerte sacudida a la estructura política del gobierno del estado tras la ruptura que se dio entre el gobernador, Miguel Barbosa y el que fuera su operador político más cercano: Eric Cotoñeto.
La fractura generará varias lecturas, pero comencemos por tratar de entender lo que todos se preguntan: ¿qué diablos pasó?
Como en todos los casos, existen varias versiones, una de ellas es que Cotoñeto Carmona habría tomado vía libre para apoyar al Secretario de Educación, Melitón Lozano, a quien promovía con el argumento de que su candidatura había sido palomeada desde Casa Aguayo.
Otra versión señalaría que tras un corte de caja habrían encontrado que los gastos reportados no coincidían, por lo que presumiblemente el otrora operador le habría metido mano al cajón de los dineros, con elementos suficientes para considerar que estuvo inmiscuido en temas de corrupción.
En otro escenario, la ruptura entre ambos personajes estaría sustentada en una acción concreta que habría quebrado la confianza del gobernador con su subordinado. Para el círculo político no es ningún secreto que si algo es intolerable para Barbosa Huerta, es la deslealtad.
Tras la salida de Cotoñeto, el tema será conocer quién podría ocupar esa posición vacante. La persona que llegue deberá hacerlo pronto y a tambor batiente para ir tejiendo fino rumbo al 2024.
Quizá el espacio pueda ser ocupado por personajes como Gabriel Biestro, actual secretario de Trabajo o por el verdadero secretario de gobernación Julio Huerta; ambos son los nombres que naturalmente saltan a la escena.
Sin embargo, no hay que perder de vista que el gobernador es un político que suele sorprender a propios y extraños, con la incorporación de nuevos cuadros que no precisamente están en los reflectores de los analistas políticos.
Y aunque en los hechos Julio Huerta es desde hace tiempo el hombre de las confianzas del gobernador, seguramente habrá una decena más de nombres con los cuales se buscará cubrir ese importante espacio.
Finalmente y en cuanto al futuro político de Eric Cotoñeto uno se pregunta si realmente su capital político después de esta ruptura tendrá algún valor, de ser así quién o quiénes se podrían beneficiar con ello o si por el contrario y como es lo más previsible, se convierte en un cadáver político que el tiempo terminará por olvidar.
Los que vienen serán días de tensión e interés entre el círculo rojo, en donde los rescindidos nos mostrarán nuevas cartas y nuevos horizontes en el imaginario electoral de 2024.