Esta vez comentaré sobre un triatlón que se llevó a cabo en la ya descrita Ciudad de Orizaba, en esas heladas aguas del deshielo del Citlaltépetl, ya que ese año, 2001, fuimos a competir varios poblanos, y es que cada vez la práctica de este deporte que abarca tres disciplinas va cobrando auge, pero quienes entren al reto, deben estar conscientes de la importancia de la honestidad.
Entre los participantes se encontraba el legendario Alfonso Sobero Ponce de León, y así se dio la señal para iniciar la competencia, nadamos, nos subimos a la bicicleta, y como dato curioso, tuve la primera experiencia de que se me ponchara una de las ruedas.
Se trataba de un circuito al que había que darle tres vueltas, y ante el percance sólo pude completar dos, y ya con una llanta que no servía, fui caminando con ella en mano hasta llegar a la zona de transición donde dejé los zapatos de la bicicleta, me puse mis tenis, y por no dejar, concluí el trayecto de la carrera, pero teniendo en la conciencia de que la prueba ciclista había quedado incompleta.
Posteriormente terminó la competencia, e inició la premiación, y en la categoría en la que participé también estaba Alfonso Sobero, y el primer lugar era para algún lugareño, segundo lugar Poncho, y para mi sorpresa, el tercero era yo.
Hoy recuerdo que antes de que esto sucediera, se armó una trifulca entre los participantes alegando que había sido un mal jueceo, y ante ello suspendieron la premiación para hacer un recuento si efectivamente estaban o no en lo correcto.
En ese lapso, Alfonso Sobero comentó que él nadaba muy bien, entonces él al nadar iba punteando en la natación, y cuando salió del agua, nadie había detrás de él, tomó la bici, nadie lo rebasó en la zona de transición, nadie lo rebasó tampoco en la etapa de correr, lo cual hacía que Poncho Sobero fuera nuestro primer lugar.
Minutos después al reanudarse la premiación el amigo Alfonso permanecía en el segundo lugar, y al pasar esto, él se retiró, me dijo que recogiera su premio, lo hice, tomé su trofeo y medalla, y acto seguido, dijeron “Tercer lugar, José Othón Bailleres Carriles”, lo cual me sorprendió.
Sin embargo, un deportista que quiera la disciplina que practica debe ser honesto, así me acerqué al presídium, y les aclaré “Yo no hice completa la prueba ciclista, tuve una pinchadura, la bicicleta está a la vista”.
Así que en esa competencia por ningún motivo quedé como se dice en Triatlón “DNF”, traducción “no finalizó”, y mi recuerdo es que quien llevaba la organización de la premiación pidió un aplauso para mí, porque había reconocido que me faltaba una vuelta.
A más de veinte años, recuerdo que ha sido la más grande ovación que he recibido en mi vida, así, gracias Orizaba Veracruz por ese 2001.