Tras finalizar los PREP de las seis entidades en donde hubo elecciones el domingo pasado es preciso revisar los triunfos de las dos fuerzas políticas que hoy por hoy se disputan el poder político en México.
La alianza que ganó los estados de Aguascalientes, con una candidata panista, y Durango, con un candidato priista, alcanzó 1.9 millones de votos en las seis entidades donde se registraron elecciones.
La contraparte, con cuatro entidades ganadas, suma 2.7 millones de votos.

Si bien continúan siendo más personas a favor del proyecto de López Obrador, la brecha entre unos y otros ya no se observa tan amplia.
Por el lado de Morena insisten en subrayar que el domingo fue un buen día para ellos porque ganaron cuatro de las seis gubernaturas que estaban en juego, entre ellas Hidalgo y Oaxaca, estados que tradicionalmente habían sido para el PRI.
Habría que subrayar que en este par de entidades se habla de la traición de los propios gobernadores al partido, quizá en aras de lograr algún pacto de impunidad o con miras a ser los nuevos beneficiarios de AMLO y terminar en alguna embajada o consulado lejos, muy lejos de donde sus aún gobernados les puedan reprochar las carencias de sus gobiernos.
Crece el enojo
Regresando al eje, Morena obviamente no reconocerá que en las entidades donde perdieron, la animadversión al proyecto de la Cuarta Transformación es real.
En Aguascalientes, entidad que pese a ser la más pequeña del país aporta una importante parte del PIB, los industriales tienen claro que muchas de las políticas y determinaciones de AMLO poco o nada ayudan al desarrollo y al crecimiento económico.
En Durango fueron los propios morenistas quienes tras saber que perdieron, se organizaron y reclamaron a sus pésimos dirigentes la imposición de Alma Marina Vitela Rodríguez.
El enojo quedó plasmado en fotografías y videos de las piñatas con los rostros de Otoniel García, delegado estatal; Mario Delgado, dirigente nacional; y Nacho Mier, delegado en esa entidad.

Poca participación
A reserva de los conteos finales, pero sin dudas, podemos acreditar que el ganador absoluto del domingo fue el abstencionismo que se llevó más del 61 por ciento en Oaxaca donde sólo uno de cada tres ciudadanos salió a las urnas. En el mejor de los casos, Tamaulipas reportó una ausencia del 47 por ciento.
Aunque el próximo año Morena y sus aliados gobernarán 22 estados habrá que esperar cómo lo hacen y si para 2024 el fervor lopezobradorista continúa o si el desgaste del poder y sobre todo los pésimos resultados terminan por hartar a la gente.
La aduana de 2023 con los estados de Coahuila y México será una buena medición.