En medio de los ataques que recibe la fiesta de los toros en México, me llegó un documento que me llenó de esperanza.
Se trata de la tesis que para obtener el título de licenciatura en letras por la Universidad Autónoma de Zacatecas escribió de Rafael Aragón Dueñas: “La fiesta de los toros: Una cultura milenaria”.
Rafael creció en una familia taurina. Su abuelo, Eulalio “el Güero” Aragón, fue banderillero de Fresnillo, Zacatecas. Su tío, Octavio Aragón, fue forcado.
A Rafael la afición le surgió en el kínder cuando su maestra les pidió dibujar una corrida de toros. Al toro lo pintó con la figura de uno de los villanos de Spiderman. Ahí empezó a vincular sus dos aficiones: los cómics y la fiesta brava.
Más adelante, cuando se adentró en la literatura, descubrió a la Generación del 27. Se dio cuenta que Ignacio Sánchez Mejías había hecho una analogía similar. C
uando el maestro sevillano defendió la tauromaquia en la Universidad de Columbia en los Estados Unidos dijo que “matar al toro es matar a la muerte y al demonio”.
Rafael Aragón empieza su tesis con una explicación milenaria del toro y los ritos que han realizado los seres humanos ante este majestuoso animal. Luego expone los prejuicios antitaurinos.
Plantea el origen del pensamiento animalista en la ideología Nazi que fue naturalista y antihumanista. Aragón explica que para Hitler y los nazis el hombre no existe más que como razas, unas superiores y otras inferiores, mientras que todos los animales son iguales en dignidad.
Un segundo antecedente está en las películas de Disney que hacen que el público sienta compasión por los animales antropomórficos, es decir, con voz y apariencia humana.
Peter Singer parte del especismo Nazi y de la conmiseración de Disney hacia los animales para crear la utopía animalista que tanto ha penetrado en un la sociedad urbanita actual.
Mientras leía el texto de Rafael, me preguntaba: ¿Qué tiene Zacatecas que hace que surjan chavos intelectuales que mediten, investiguen y escriban con rigor académico sobre la tauromaquia? Porque, además de Rafael Aragón, destaca la Dra. Fernanda Haro, una joven intelectual que dedica su tiempo para hablar de toros desde la razón y la evidencia científica.
Fernanda me explicaba que Zacatecas es una ciudad pequeña, no industrializada, con una inmensa riqueza cultural.
La globalización impacta menos en una ciudad chica en donde se puede conectar con el que cerca de ti.
La presencia de la Universidad Autónoma de Zacatecas es muy importante. Los zacatecanos acuden a la biblioteca y se sienten orgullosos de su historia y sus tradiciones, que incluye a la ganadería de lidia y las corridas de toros.
De acuerdo con Fernanda, en la Universidad Autónoma de Zacatecas hay más personas que están haciendo investigaciones de maestría y doctorado sobre la fiesta de los toros.
Lo hacen desde las facultades de filosofía, literatura e historia. Los profesores, sin ser taurinos, fomentan el rigor hermenéutico, que es una metodología cualitativa en las ciencias sociales para aproximarse a los fenómenos humanos que deben ser reflexionados e interpretados en sus propios términos.
Existe el Círculo taurino Zacatecano que une a todas las peñas y agrupaciones taurinas de Zacatecas. Se reúnen una vez al mes para hablar de toros y tienen un chat donde más de noventa taurinos reflexionan sobre la más bella de todas las fiestas.
Fernanda Haro está dedicada de tiempo completo a la defensa de la tauromaquia. Me decía que se siente contenta. No era común el estudio del pensamiento antitauro.
La sacudida que vive la tauromaquia ha provocado que nos quitemos la venda de los ojos. “¡Despertamos!”, enfatizaba la doctora Haro.
Para Fernanda, el error que hemos cometido es hablar de toros “desde los taurinos y para los taurinos”. Necesitamos reivindicarnos con la sociedad, involucrar a la comunidad.
Hacer que la fiesta brava sea meditada en el ambiente intelectual y académico. Pero también con una defensa que ella llama “hormiga”, es decir, que todos tengamos argumentos sencillos para que, en forma amable, podamos explicar la afición a los toros.
En otras palabras, la defensa de las corridas de toros no debe ser tarea exclusiva de Tauromaquia Mexicana o de La Fundación Toro de Lidia. Es de todos y para ello propone incorporar creencias expansivas y huir de los prejuicios limitantes.
Además de Rafael Aragón, Fernanda Haro, el Círculo taurino Zacatecano y los muchos investigadores de la Universidad Autónoma de Zacatecas, está la diputada María del Mar de Ávila Ibargüengoitia, quien no se avergüenza su afición, al contrario presume sus antecedentes taurinos.
María del Mar trabaja con sabiduría práctica. No pone su afición taurina por encima de su responsabilidad como legisladora y representante de los zacatecanos. Defiende la cultura y apoya cualquier expresión artística, incluso las que a ella no le gustan.
En el siglo XX, las ganaderías zacatecanas impregnaron de bravura el campo mexicano. El encaste San Mateo, zacatecano de origen, se permeó por todo el país para orgullo de la ganadería mundial. Hoy son los intelectuales zacatecanos los que nos ponen el ejemplo.
Su forma de meditar la tauromaquia con rigor académico y defender las corridas de toros de forma “hormiga”, en la cotidianidad, involucrando a la comunidad, empapará a México de inmodestia y sentimiento taurino.