En estas historias o recuerdos que vamos narrando, hay consejos que un competidor recibe por parte de maestros, y algo que se aprende es a aceptarlos por más simples que parezcan, entre ellos que lo primero que tiene que hacer un competidor es inscribirse a un triatlón, lo cual es un reto.
Y es que pareciera lógico y sencillo el inscribirse para competir, la realidad es que las competencias internacionales tienen una gran demanda por parte de los competidores, y resulta complicado conseguir un espacio.
Quiero referirme al columnista del suplemento “Triatleta”, de la revista “Corredores”, Javier Valero Rojas Vértiz, mejor conocido como “Flash” o “El Sherpa”, quien me hizo el honor de distinguirme con su amistad, y abusando de ella, le pedí que me ayudara a enfrentar el reto del “Ironmán” que fuera mi entrenador allá por el año 2003.
Recuerdo, que en primera instancia, El Sherpa se negó, una vez que, al ser una persona honesta, me dijo que él no era entrenador, pero también le expliqué que mi perfil no era tampoco de ser profesional, sino más bien burocrático, un abogado que hacía algo de ejercicio.
La finalidad del entrenamiento que le pedía era especialmente para poder terminar la competencia, así que aceptó, y me entregó un generoso y completo programa que traté de seguir hasta donde más se pudo, para poder entrenarme con miras al “Ironmán” de Nueva Zelanda.
Quiero aclarar que el motivo por el cual tuve que participar en el país europeo, ya que la primera gran recomendación que me hizo Javier Valero “El Sherpa”, fue “Confucio dijo, el primer paso para ser Ironmán, es inscribirse a uno”.
Sus palabras se escucharon como una broma, y entonces pensé que era lo más fácil, que prácticamente en cualquier evento nos van a estar esperando, y nos pedirán por favor que participemos.
Hoy recuerdo que poco a poco entendí sus palabras, pues el Ironmán más cercano en esas fechas, era el de Taupo, Nueva Zelanda, donde todavía había lugares, en el mes de marzo del año 2004.
Hoy analizo y me doy cuenta que el triatlón no es una competencia donde se pueda participar de manera masiva, que lleguen miles de corredores como ocurre en una carrera Maratón, sino que la logística obliga a limitar el número de competidores, ya que las medidas de seguridad son mayores, sobre todo en el agua, además cada uno debe tener si propio espacio.
Y volviendo al 2003, en ese año tuve la oportunidad de participar en ocho triatlones.
Entre ellos estuvo el de Cancún, Quintana Roo, donde se generan corrientes de agua debido al intenso aire que se presentó.
La bicicleta y la carrera son muy planas, el grado de dificultad, es la humedad y el calor, pero gracias a esas participaciones, pude interactuar con otros competidores, y hacer mejores amigos, insisto en “El Sherpa”.
Por ello las palabras de Javier Valero Rojas Vértiz, van a seguir presentes siempre, y para competir primero busquen un lugar y después a dar todo para terminar la competencia.