Quienes decidan practicar esta disciplina, no sólo deben entrenarse física y mentalmente para poder resistir, sino ver cómo se van a financiar para poder participar en las justas, ya que implica diversos gastos que va desde la compra de trajes, por ejemplo en los casos de agua helada el uso del neopreno, calzado, y la bicicleta.
Así algo que tenemos que aprender es el manejo de las finanzas que implica como lo señalo al principio la adquisición de un traje de baño, unos gogles, el pago de la membresía de algún club alberca pública, pues nunca será gratis.
Un punto que se tiene que ver es la adquisición de la bicicleta, posiblemente tengamos una empolvada, aunque recordemos que la tecnología avanza, los materiales también, así para empezar podemos utilizar la bici del abuelo, pero a mediano plazo tenemos que pensar en dinero para comprar ese vehículo de dos ruedas indispensable para el triatlón.
Para correr tal vez haya quienes corran con los zapatos de calle, pero mientras uno se aficiona más por el deporte, se piensa en unos tenis adecuados para poder enfrentar retos pedestres, y esto implica la adquisición de calzado de mayor tecnología.
Y eso no es todo, debemos pensar en el pasaje porque los triatlones no son a dos calles de la casa, sino seguramente es en otra ciudad, así se tiene que planear el pago de la gasolina, casetas, y si son muy lejanos como el caso del Ironmán en Nueva Zelanda, es indispensable pensar en el hospedaje.
Así hay que ver toda la parte financiera de un triatlón, y ver las distintas variantes porque en un Ironmán en México, tiene dos opciones, que son en Los Cabos, y la otra en Cozumel, pero fuera de éstas, quien quiera hacer la prueba tendrá que viajar a otro país, y vemos el tema del pasaporte, visa.
Aunque más adelante tocaremos directamente el tema del dinero, también debemos aprender parte del idioma universal que es el inglés, e incluso dialectos como ocurrió en Nueva Zelanda donde tuve que pedirle a la gente que hablara más despacio.
Por cierto en ese lugar fue hasta que encontré a Michelle Farquhar quien me ayudó con el inglés de Estados Unidos, y el que se habla en esa nación; y así desde la salida hasta la llegada ella me ayudó.
Como se lee, no todo es entrenamiento, hay que planear y aprender otros idiomas.