Usted puede o no saberlo, pero vivimos en una edad de conocimientos. Hemos rebasado –aunque a muchos no les guste– los tiempos de los saberes. Gracias a las tecnologías de la comunicación dejamos crear datos para convertirlos en recursos que mejoren nuestra sociedad. La piedra angular de este conocimiento moderno es su monetización y eso se traduce sencillo: protección intelectual

En nuestro país el encargado de proteger las ideas es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), organismo descentralizado de la Secretaría de Economía. Ahí se registran patentes, marcas y todos los derechos asociados que guste y mande.   

El IMPI, desde inicios de este gobierno federal, cojea lastimosamente por la mal entendida austeridad. La disminución de salarios y prestaciones inició un éxodo de profesionales que encontraron mejores porvenires en la iniciativa privada. Sepa que el IMPI no le cuesta un peso al erario, se auto sustenta gracias a las cuotas que cobra por los servicios brindados. Tan solo el año pasado generó 669 millones de pesos, que fueron canalizados a otras áreas del gobierno, además de recibir solicitudes para registrar 201 mil marcas. No es poca cosa

El IMPI se encuentra en un sinnúmero de escenarios. Sandra Ávila Beltrán -extraficante conocida como "La Reina del Pacífico"– está demandando a Netflix y Telemundo por las ganancias de una serie basada en su vida. La demanda discurre a través del IMPI

Un grupo de empresarios quiso registrar la marcaLas Tlayudas del AIFA”; buscando colgarse de la fama de aquella vendedora que llegó a vender antojitos en la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles. El IMPI los bateó

Hasta el popular youtuber “Werevertumorro” lleva un conflicto legal –vía IMPI– con un exmánager por su nombre

Estos casos le sonarán básicos y hasta sencillos de dirimir, pero nuestro mundo se complica a cada paso. 

En estos días Moderna ha demandado a Pfizer/BioNTech –las de las vacunas COVID– por una violación a sus patentes de tecnología de ARN mensajero. Moderna no quiere sacar del mercado a su competencia, quiere que le paguen. Pfizer por las vacunas COVID se embolsó la friolera de 22 mil millones de dólares

Demandar por una idea es complejo, ¿pero cuando no sabes ni a quién darle autoría

La semana pasada, en una competencia de finas artes del estado de Colorado, EUA, el ganador fue el artista Jason Allen. El problema es que él no ideó la obra, fue generada a través de una inteligencia artificial llamada Midjourney. ¿Gana la empresa que desarrolló el programa? ¿Los millones de artistas que alimentaron con obras originales el algoritmo? ¿El señor Allen por las precisas instrucciones?  

Nuestro sistema legal es un mastodonte reumático que arrastra al resto del país. La Suprema Corte lleva más de un año sin atender una controversia en la Ley de Propiedad Industrial, específicamente el artículo que regula tiempos y causas para anular un registro de marca. El artículo fue escrito en 1976. Patentemos mirarnos el ombligo y hacernos idiotas, nos sale excepcionalmente.