Y cuando las huestes lopezobradoristas cantaban a los cuatro vientos que la iniciativa para mantener en las calles a la Guardia Nacional pasaría, un puñado de valientes senadores decidieron frenar el capricho presidencial.  

Ante el enorme riesgo que existía de que se rechazara el dictamen y básicamente se tuviera que buscar otra forma de mantener la militarización del país no quedó otra opción que aplicar el freno de mano para evitar que descarrilara el proyecto.  

Después de cinco horas de discusión se aprobó regresar a las comisiones dictaminadoras la propuesta presentada por el PRI para ampliar hasta 2028 el periodo de participación de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública en el país

Y esa fue la salida con la cual Morena y sus aliados evitaron que los 10 votos que les faltaban para alcanzar la mayoría constitucional terminasen por lanzar a la borda la petición de AMLO.  

El histórico bloque que montaron los senadores de oposición demuestra varias cosas, la primera, que si realmente quieren ser un equilibrio al poder de Andrés Manuel lo pueden hacer.  

Otra es que, de haber mantenido el bloque opositor en la Cámara de Diputados, es decir si “Alito” no se hubiese doblado, la militarización del país se habría estrellado en la primera instancia.

Además inyecta un poco de esperanza a todos los mexicanos que desean que en 2024 la Presidencia de la República tenga una alternancia.  

Una última pero no menos importante es la ventilada en contra de Adán Augusto quien ha presionado a cañonazos y sobretodo con expedientes en mano, a los y las senadoras que ha creído los más débiles para lograr que traicionen a su bancada, a ellos mismos y al pueblo mexicano.  

La pausa, para decirlo en términos que López Obrador entienda, es un pequeño triunfo, no es el definitivo ni se ha ganado esta guerra, sin embargo, es una batalla muy bien librada.

El intimidante soldado disfrazado de fotógrafo

Hay imágenes que dicen más que mil palabras reza el dicho y la fotografíacasual” que circuló sobre el elemento de las fuerzas armadas que retrataba desde las espaldas a los senadores mientras se discutía la reforma es el reflejo de la militarización del país, el amedrentamiento a los legisladores y hasta el burdo espionaje del Ejecutivo.

Independientemente de si se trataba de un uniformado del área de comunicación de la Sedena o si por tratarse de un tema que le involucra, su presencia estaba de más.