Silenciado por su propio jefe, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, debió recibir las verdades más duras de frente y una vez más la institución del Ejército terminó vapuleada por culpa de Andrés Manuel López Obrador.
Cuando el presidente se encaprichó y le negó la oportunidad de comparecer, presuntamente para protegerlo de los cuestionamientos de los legisladores, se le impidió que pudiera responder a las alusiones personales que merecidamente le lanzó desde la tribuna el senador Germán Martínez.
Con un discurso perfectamente estructurado y con un nivel sobresaliente en oratoria, el senador del Grupo Parlamentario Plural lo mismo le cuestionó "¿Si acaso le ordenaran eliminar a un adversario electoral también obedecería?", que le recriminó la falta de resultados en materia de seguridad en el país: “Quiero a mi Ejército victorioso, derrotando a los criminales, feminicidas y asesinos de periodistas. Pero también lo quiero obedeciendo a la ley”.
Germán Martínez, quien en todo momento se refirió al secretario como “señor Sandoval”, le recordó que el Ejército y sus elementos valen lo mismo que el resto de los mexicanos, después le recordó que fue justamente Benito Juárez quien instauró los límites al poder de los uniformados.
“El Ejército es constitucionalista, no presidencialista. No tiene dueño”, le soltó de frente y sin titubear, reprochándole así que cumplan todos los caprichos de Andrés Manuel quien los ha llenado de contratos por adjudicación directa.
Y tras recordarle el histórico Batallón de San Patricio, Martínez Cázares le enfatizó que pensar diferente a la miope visión de la 4T no nos convierte en traidores de la nación, como tantas veces ha etiquetado López Obrador a la oposición.
“Los mexicanos que pensamos distinto a usted, también amamos a México. Aunque sólo seamos simples ciudadanos. Luchamos en distintas trincheras, pero nos cobija la misma bandera”.
Dicen que el respeto se gana y ayer Germán Martínez demostró que no está dispuesto a que la Sedena pisoteé los derechos de los mexicanos.
División, el sello de la 4T
Entre lo dicho por el senador Germán Martínez, su especulación sobre que los hackers que habrían filtrado los Guacamaya Leaks sean militares molestos habrá que reflexionar.
Es verdad que mientras a unos generales, Andrés Manuel les ha entregado contratos a diestra y siniestra, a otros se les ha enviado a exponer la vida de sus elementos para recibir los balazos que tienen al país bañado en sangre.
Si dentro de la Secretaría Nacional de la Defensa (Sedena) se realizan estas enormes diferencias entre elementos con el mismo cargo, sólo porque unos son amigos y otros enemigos de la 4T, es evidente que la semilla de la discordia, que tanto le gusta sembrar al inquilino de Palacio Nacional, comienza a dar sus frutos.
Tener a un Ejército enojado, enfrentado en sus entrañas y dividido será otro de los desastres que dejará López Obrador en 2024 cuando se vaya a La Chingada.