No se hagan bolas, es Claudia.  

Así se escuchó constantemente el pasado domingo, en el Centro Expositor de Puebla.

Y así, Sheinbaum, la jefa de gobierno de Ciudad de México (CDMX), se echó a la bolsa a una buena parte de Puebla.  

Se demostró de pasadita el músculo barbosista en el estado, el que, créame, está muy desarrollado.  

Como salido del gym.  

Por eso mismo, se desvivieron en arroparla las corcholatas barbosistas, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, Olivia Salomón y hasta José Antonio Martínez, quien estaba indeciso en su futuro político.  

Sin embargo, ya al calor del evento, se auto destapó al señalar que sí quiere la gubernatura.  

En tanto, una estructura muy fuerte está en ciernes en la entidad, todo en torno a quien pretende y tiene las más altas posibilidades de lograr ser la primera presidenta en la historia de México.  

Ya muy rezagados se están quedando Marcelo Ebrard Casaubón y Adán Augusto López, con todo y su “que siga López, porque estamos Augusto”, que no ha pegado.  

Pero hay que decirlo, aún vamos a media maratón.

Aunque se ve aún lejos el domingo 2 de junio de 2024, no lo está.  

En tanto, desde la alianza opositora Va por México (que podría morir antes de nacer) integrada por PAN, PRI y PRD, varios nombres se barajan.  

Aún no se aprecia ningún liderazgo claro.

Los que podrían ser candidatos son Ricardo Anaya, Alfredo del Mazo, Mauricio Kuri, Luis Donaldo Colosio, Enrique Alfaro y hasta Lilly Téllez, aunque se rían.  

En serio, con esos cuadros, simplemente no se ve quién le quite el poder a Morena.  

Ninguno tiene la talla.  

En tanto, para elegir a su candidato para las presidenciales de 2024, Morena apostará por realizar encuestas el próximo año, a mediados de 2023.  

El Consejo Nacional emitirá un número equis de semifinalistas que participarán en una primera encuesta.   

Los mejor posicionados de esa encuesta irán a una segunda, última y definitiva de la que surgirá quien será él o la sucesora de López Obrador.  

No se hagan bolas.

Tiempo al tiempo.

El proceso

El de Andrés Manuel López Obrador será el sexenio más corto desde el gobierno del General Lázaro Cárdenas, pues con la reforma político-electoral de 2014 se modificaron las fechas de entrega-recepción de los poderes.   

La reforma estableció que la transición de poder Ejecutivo se realizará el 1 de octubre y no el 1 de diciembre.  

Ese domingo se elegirán 128 senadores y 500 diputados federales, en tanto que se renovarán ocho gubernaturas, claro, entre ellas Puebla y la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México.

Hay que recordar que, en abril de este año, el presidente López Obrador envió una iniciativa al Congreso para reformar el sistema electoral de México que, de ser aprobada, haría cambios a la forma en que los mexicanos eligen a sus representantes.

Ahí podría cambiar todo.

La iniciativa consta de cambios profundos que van desde la modificación del INE, hasta la disminución de legisladores en las dos cámaras.

De ahí, vendrán las jugadas de ajedrez para las candidaturas.  

¡Qué nervios!