Desde siempre, los hombres de poder viven, operan y disfrutan de su propia sucesión.
Es quizá el momento cumbre de su mandato. Y el de Luis Miguel Barbosa no podía ser diferente.
Hemos visto cómo se han movido en Puebla las estructuras para arropar a los “delfines” —y de paso—, mostrar el músculo a favor de Claudia Sheinbaum.
En las últimas dos visitas de la Jefa de Gobierno a Puebla, la estructura ha dado claras lecturas de estar del lado de la preferida del inquilino de Palacio Nacional y que se sumarán a ella cuando los tiempos oficiales lo permitan.
El evento del viernes pasado, donde el filósofo Savater pasó a segundo plano para hacer lucir a la invitada especial, reunió a cientos de morenistas que apostaron por tomarse la foto, saludar y hasta intercambiar teléfonos con la “súper corcholata”.
La ocasión anterior, una semana antes, Sheinbaum Pardo dictó una conferencia magistral ante, calculan, 20 mil asistentes, que lo mismo llegaron por voluntad que a pasar lista.
En ambos eventos los operadores políticos han dado muestras de a quién le pertenece la fuerza electoral para respaldar al o a la candidata que se defina desde Palacio Nacional para suceder a López Obrador. Esa misma estructura será —sin lugar a dudas—, la que respalde a la o el candidato que se promueva desde Casa Aguayo.
Se trató pues, de mostrar el poderío, en esta guerra sucesoria que AMLO decidió adelantar desde el momento que destapó a sus propias corcholatas.
La carrera de la sucesión está desbocada y nadie la detiene.
Con esta cargada, Puebla se convierte en el primer estado en apostarse de manera abierta por la actual Jefa de Gobierno.
Y una vez definido el juego federal, el gobernador, Miguel Barbosa, ha comenzado a jugar sus tres fichas, luego que se descartaran por más que obvias razones, los nombres de Héctor Sánchez y Melitón Lozano.
Sergio Salomón, Olivia Salomón y José Antonio Martínez, cada uno con sus particularidades, con sus fortalezas y hasta con su propia estrategia van creciendo sus posibilidades en este singular juego de ajedrez.
Con muchos años en la política, una estructura sólida y con una probada lealtad, Sergio Salomón, cuenta con la confianza y el cariño del gobernador y por ello, en caso de que el candidato de Morena sea hombre, podría ser el elegido por el propio mandatario.
Por su parte, Olivia Salomón, es una mujer inteligente que ha sabido leer el tablero y se ha acercado, mucho más que todos sus posibles adversarios, a Claudia Sheinbaum, quien la ve con buenos ojos.
El género y la paridad obligatoria, podrían ser elementos que jueguen a favor de Olivia en caso de que Morena decida la candidatura debe recaer en una mujer.
En el caso del doctor Martínez, quien aún no se anima a destaparse del todo, el juego es por partida doble porque lo mismo le guiñe un ojo a la alcaldía de Puebla, que realiza trabajo en el interior del estado con la esperanza de que los astros se le alineen y obtenga la candidatura de Morena a la gubernatura en 2024.
Así las cosas, las tres fichas que el ajedrecista de Casa Aguayo tiene en la mesa, toman una clara ventaja al diputado federal Ignacio Mier, quien sólo apuesta al dedazo del presidente Andrés Manuel.
Sin embargo, el sueño de Nacho Mier se antoja como misión imposible, toda vez que los recientes actos en donde se ha demostrado el músculo del gobernador, mandaron un contundente mensaje a las instancias federales: si realmente quieren ganar Puebla y no complicarse la elección, deberán consultarle el nombre del o la candidata a sucederlo.
En esta partida de ajedrez, no podemos olvidar a los dos hombres que hoy por hoy están mejor posicionados, Eduardo Rivera, por el PAN y Alejandro Armenta, quien tiene, además de su propio capital político, la posibilidad de ser el beneficiado de una pugna, convirtiéndose en el tercero en discordia.
¿Quiénes se convertirán en los peones de sacrificio en los próximos meses y quiénes serán los alfiles de esta interesante y valiosa partida de ajedrez?
Veremos y diremos.