Como usted bien sabe, en estos días se discute en el Senado la manera de aterrizar aquel decreto presidencial que prohibiría tajantemente el ingreso de maíz transgénico o el uso del herbicida glifosato, entre otras cosas. Las políticas agropecuarias nacionales se encuentran en una encrucijada de alto riesgo, en buena parte provocada por la conformación política del partido dominante.
De un lado, uno de los principales defensores de evitar una veda al maíz amarillo transgénico –que se utiliza para alimentar al ganado– es el representante por Sonora, Arturo Bours Griffith. El senador sonorense es, además de director de Megacable, socio mayoritario de la empresa avícola Bachoco.
Por el otro, una de las principales detractoras nacionales de los transgénicos, quien ha hecho una carrera alrededor de ello, abandonando el rol de científica por el de activista, es la directora del CONACYT y premio nacional de ciencias María Elena Álvarez-Buylla.
Que ambos funcionarios sean de MORENA hace que conciliar posiciones no sea tarea sencilla.
La directora del CONACYT tuvo en sus manos la oportunidad de reivindicar su visión del campo, con el encargo del presidente de desarrollar un producto amigable con el medio ambiente que supliera al glifosato. Obviamente no ha desarrollado algo así, no se ha inventado en el mundo. Ojalá lo hicieran, sería crear un mercado de casi 8 mil millones de dólares, no caerían mal.
Al final, todo parece indicar que el presidente ha reconocido las limitaciones de la realidad y en su mañanera comentó – no lo podemos cancelar así, de manera tajante, porque necesitamos una opción, una alternativa– lo que sugiere que el proyecto legislativo más moderado podría transitar, lo que parecería darle una victoria más a la reconciliación en MORENA y al líder del proyecto, el senador Monreal.
Apuestas arbóreas
El gobierno del estado hizo su apuesta final en su ambicioso proyecto de reforestación, nueve millones de plantas de aquí a noviembre de 2024. La cantidad no es menor y presentará un importante reto para las empresas que tomen una licitación que exige tener capacidad productiva para dos millones y cuarto de plantas. Jugadores de ese tamaño no hay tantos en el estado, por lo que la convocatoria fue hecha a nivel nacional.
Podemos ver un amplio surtido en las plantas solicitadas. Estas van desde variedades de pinos y magueyes –pulqueros y mezcaleros–, pasando por guajes, caobas y ocotes. La convocatoria va acomodada en dos servicios, divididos gruesamente entre norte y sur del estado.
La distribución de plantas también destaca, dos municipios –de quince– se llevan cuatro de cada diez. Que Chignahuapan tenga asignados dos millones trescientos mil apoyos hace sentido, es el segundo municipio más grande del estado. Que Vicente Guerrero se lleve un millón seiscientos nos recuerda el especial aprecio que le tiene el gobernador a la Sierra Negra, especialmente a un municipio que se ha visto devastado por la tala intensiva e ilegal.