El Club Puebla tuvo en sus manos la enorme oportunidad de colaborar con las autoridades y dar un mensaje de confianza a los padres y tutores que llevan a sus hijos a jugar en las fuerzas básicas de la Franja.  

Sin embargo, decidieron negar cualquier relación con Xavier Alexander N., el reclutador acusado y vinculado a proceso por los delitos de abuso sexual y violación equiparada, por cuatro menores de edad; como si con eso pudieran tapar el sol.  

Las acusaciones son tan graves que resulta insólito que el equipo haya tratado en una primera instancia de ocultar las evidencias.  

Una imagen publicada este día por GRADA corrobora lo que se dijo desde un inicio: el visor sí mantenía una relación con el equipo.  

Si bien el club deportivo no contrató ni tenía en su planilla laboral a Xavier Alexander N., el equipocuenta con scout de jugadores para armar sus fuerzas básicas.  

Estos cazatalentos generalmente presumen y utilizan al equipo para atraer a los menores. A los padres de familia la marca les brinda confianza.  

Precisamente por eso el Club Puebla se encuentra en la obligada tarea de transparentar la relación con el vinculado, las tareas encomendadas, las actividades realizadas, etcétera.  

El nombre y el prestigio del Club Puebla están de por medio, porque en la foto oficial de las fuerzas básicas se incluyó a este personaje, lo que para muchos padres de familia fue razón para confiarle la preparación deportiva de sus hijos.  

En lugar de estar buscando cómo esconder o negar la información, la postura del Club debió ser -desde un inicio- la de cooperación con las autoridades de la Fiscalía General del Estado, para seguir el caso y garantizar justicia a las víctimas, así como la reparación del daño.  

En resumen, buscar una sanción ejemplar y firme en repudio a las reprobables conductas de Xavier Alexander N. 

Ocultar la información, como lo decidió la directiva de la Franja genera sospechas y dudas: ¿hasta dónde estarían involucrados otros personajes al interior del Club Puebla

Esta historia aún tiene mucha tela de dónde cortar.  

¿Los directivos podrán asumir el costo de este error y trabajar para que no se repita una circunstancia similar o simplemente seguirán poniendo en riesgo a más jóvenes, que motivados por el amor a la camiseta lleguen a sus fuerzas básicas?