Mientras una fanática de AMLO insultaba a grito pelado a la presidenta de la SCJN, la ministra Norma Piña dio muestra de civilización y verdadero compromiso con la lucha feminista.
El discurso que emitió, en donde reconoce la deuda histórica de la justicia con las mujeres es un buen inicio de su presidencia: “Las asumimos de frente a los problemas que persisten en la efectividad de la impartición de justicia”.
Tras el reconocimiento vino el compromiso con las mujeres, principalmente con aquellas que se encuentran en vulnerabilidad. La SCJN tendrá “una escucha permanente y progresiva”.
El mensaje fue potente, seguro resonó lo suficiente para ser escuchado en la cuadra contigua, en el Palacio Nacional, donde nuevamente enormes vallas cuidaron que el inquilino no fuera “molestado” con las marchas y reclamos del 8M.
La ministra presidenta, quien ha sido objeto de agresiones reiteradas, desde que decidió no levantarse y hacerle caravana al tlatoani, demostró que, contra la violencia vivida, la escucha es un arma mortal.
Aplausos de pie.
Una diputada arribista y desleal
Uno de los altos riesgos de las tómbolas partidistas, en las que los afortunados se convierten en legisladores sin el más mínimo mérito, conlleva el riesgo de la traición de los beneficiarios.
Comparable a la tómbola, están los nombramientos de candidatas y candidatos con el fin de cumplir con las diferentes cuotas que hoy contemplan las legislaciones electorales.
Bajo ese esquema, han alcanzado curules mujeres y hombres con una enorme carencia de conocimientos legislativos, jurídicos y hasta de valores.
Por eso es que no es extraño que entre los diputados y diputadas abunde la deslealtad y la traición, ese es el caso de Fátima Almendra Cruz, quien —literalmente— de la nada, fue convertida en candidata a diputada federal por el distrito de Zacatlán, gracias al aval del grupo de Jorge Emilio González, quien mantiene una alianza política con Marcelo Ebrard.
Para nadie es un secreto que Ebrard es el candidato al que abiertamente respalda la fuerza verde.
En las últimas semanas, la traición de la diputada se ha convertida en una constante, con un claro activismo en favor de Claudia Sheinbaum sin importarle sus promesas de lealtad con los intereses del Partido Verde.
Si la lealtad de la que AMLO habla como un valor fundamental de la 4T no es el fuerte de doña Fátima, tampoco lo es su rectitud, toda vez que, con doble cara, le coquetea a Adán Augusto y se justifica con Ebrard.
Así el arribismo cuatrotero de la diputada Fátima Cruz. Ni más, ni menos.