Hoy vale la pena hacer algunas preguntas.

¿Cómo le llamaría usted a una persona que se pasa de largo y deja morir a un atropellado?

¿Cómo le llamaría a alguien que deja desangrarse a un baleado después de ser asaltado?

¿Cómo le llamaría a quien no advierte que el cazo que está por tomar está envenenado?

Exacto: ASESINOS.

En voz alta, con todas sus letras y en mayúsculas.

Bajo esa misma lógica le preguntó:

¿Cómo le llamaría a un médico que, teniendo la medicina, no se la suministra a un enfermo de gravedad?

¿Cómo le llamaría a un funcionario que ordena no comprar medicamentos para atender a personas con cáncer?

¿Cómo le llamaría a un médico que ordena no entregar medicamentos que pueden salvar vidas?

Para quienes aplicamos la lógica, el sentido común y conservamos un poco de humanidad, la respuesta sería exactamente la misma: ASESINOS.

En voz alta, con todas sus letras y en mayúsculas.

Desafortunadamente, a diferencia del primer bloque de cuestionamientos, en el segundo, la fanatizada lopezobradorista tiene otros datos y no sólo los exonera de su condición homicida, sino que hasta los convierte en ejemplos de la 4T.

De ahí que no sea extraño para nadie la respuesta que hoy tenemos a esta última pregunta.

¿Cómo le llamarías a quien encierra a una persona en una cárcel, se guarda las llaves y los ve quemarse vivos?

Para cualquier persona normal, no hay más respuesta que: ASESINOS.

Para los fanáticos de la secta morenista se llaman corcholatas presidenciables.

Sólo en México puede seguir siendo secretario de gobernación y aspirante a la presidencia un flagrante asesino.

Ni mas, ni menos.

¡Eso es un crimen de Estado, carajo!”

El incendio en la estación migratoria que mató asfixiados o calcinados a 38 migrantes, es la consecuencia de la negligencia, la desatención y la simulación” del gobierno de AMLO.

Lo dijo ayer fuerte y claro el senador, Emilio Álvarez Icaza quien envuelto en la indignación preguntó a gritos “¿Qué tiene que pasar para que cambie la política?

Tras enlistar los tratos inhumanos que viven los migrantes en México, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos de quienes transitan por nuestro país y enfatizar que la tragedia fue un “crimen de Estado”, el senador fue reconvenido por el presidente del Senado, Alejandro Armenta quien le pidió moderar su comportamiento y no faltarle el respeto al recinto

Si usted se lo pregunta, la palabra más altisonante que retumbó en la exposición de Emilio Álvarez fue ¡Carajo!

Eso sí, el señalamiento al tlatoani fue claro: “Encima se arrodillan con EE UU”.