Populista como él solo, el presidente Andrés Manuel utilizó su mañanera y el Día del Maestro para hacer uno más de sus irresponsables e imprecisos anuncios.
Con bombo y platillo soltó: “De manera retroactiva, es decir, desde enero pasado, aplicará un aumento al sueldo de maestras y maestros, y de todos los que laboran en el sector educativo, de 8.2 por ciento en promedio… ningún maestro ni trabajador de la educación ganará menos de 16 mil pesos mensuales, que es el promedio que obtienen actualmente los trabajadores inscritos en el Seguro Social”.
Tan sólo en este viral mensaje detectamos un par de imprecisiones que bien podrían caer en la mentira.
De entrada, habrá que aclarar que el 8.2 por ciento de aumento “en promedio” que recibirán los trabajadores de la educación no es exactamente un aumento directo al salario. La cifra es apenas superior a la inflación de 2022, que fue de 7.82 por ciento y que, con el incremento de precios de este año, en el mejor de los casos, sólo garantizará que los maestros salgan tablas.
Cuando López Obrador dice que ningún trabajador ganará menos de 16 mil pesos mensuales, ¿está incluyendo a quienes cobran por horas/clase?
Fracasos que presume.
El desastroso y opaco programa La Escuela Es Nuestra, que entrega recursos directamente a los padres de familia y tiene enormes observaciones por parte de la ASF, fue parte de las acciones que López Obrador enlistó como su obras por la educación del país.
También habló de los libros de educación, pero no dijo que estos adoctrinan a las futuras generaciones, sólo se limitó a repetir su cantaleta de que se trata de textos “humanistas”.
Y pese a los enormes señalamientos de corrupción en la entrega de bases, el presidente adelantó que se entregarán muchas de estas claves, aún sin aclarar cómo evitará que los nombramientos sean para verdaderos maestros y que no se utilicen, en vísperas de las elecciones, como premios para el ejército electoral.
Temas como el cierre definitivo de instancias infantiles, el retiro del programa Escuelas de Tiempo Completo y hasta la prohibición para que el INEGI mida la calidad educativa del país, se quedaron fuera de este discurso.
Una pérdida de tiempo
Aunque se trató de un evento para “festejar” a los maestros que tienen más de 40 años frente al grupo, las y los “invitados” fueron despojados de sus celulares e incomunicados mientras el tlatoani repetía un discurso sobre su visión de la educación y el aumento anunciado horas antes.
En Palacio Nacional, a la salida, frases como: pérdida de tiempo y decepción, fueron las constantes entre quienes viajaron de diferentes estados del país para pasar el Día del Maestro escuchando la letanía de AMLO.
¿Ese es el respeto y admiración que tanto les profesó Andrés Manuel?