La Laguna de Epatlán, en la Mixteca poblana, es uno de los atractivos turísticos más importantes por los rumbos de Izúcar de Matamoros. La laguna pertenece al municipio que le da nombre, Epatlán, pero se extiende a lo largo de Xochiltepec y San Martín Totoltepec.
Estos terrenos y otros tantos –que suman más de 300 hectáreas en total – son parte de un conflicto agrario entre comuneros de los tres municipios que comparten un trocito de humedad en las áridas tierras mixtecas. Epatlán recibió una sentencia a favor, y dos amparos que ratificaban su posesión, aunque en abril se emitió un resolutivo que favorecía a los otros municipios.
La incertidumbre legal. La invasión con maquinaria pesada de Totoltepec y Xochiltepec muy cerca de la iglesia de Epatlán. La muerte de cientos de lobinas, mojarras y carpas pocos meses antes. Los niveles más bajos de agua en la historia.
Todas las circunstancias estaban puestas para que el conflicto social explotara y paralizara el tráfico por más de 30 horas en la carretera federal Izúcar-Epatlán. Y el momento no pudo ser peor momento para la carretera que une con el ingenio azucarero de Atencingo. En plena zafra.
Para los estados de Puebla y Morelos la cosecha de la caña de azúcar es una temporada importantísima por la generación de ingresos. En la zona más de 150 mil familias son beneficiadas con la creación de empleos directos e indirectos. Así, cualquier disrupción es letal para el periodo que capitaliza seis meses de trabajo. Especialmente cuando se sabe que al momento de cortar la caña comienza un proceso que admite 24 horas para industrializarla o que se pudra. En el periodo de toma de la carretera se estima se hayan perdido alrededor de mil toneladas de caña de azúcar, lo que equivale a cerca de un millón de pesos o un trabajo de medio año tirado a la basura.
Incidentes como el anterior, sumado a sequías y altos precios en fertilizantes, han culminado con un ciclo para Puebla donde se molieron 17 mil hectáreas de caña y extrajeron 211 mil toneladas de azúcar refinada. Aunque suene mucho –la humanidad ha extraído menos oro en toda su historia– los números son a la baja. Por ejemplo, contra el corte ‘21-‘22 se procesaron 160 mil toneladas menos.
La tendencia a la baja es internacional, aunque por otras razones. Los proveedores uno y dos del mundo de azúcar de caña –India y Brasil– aportarán menos al mercado global por sus agresivos planes de usar azúcar para producir bioetanol y depender menos del petróleo internacional.
Puebla, aunque tiene los mejores rendimientos del país, es un pequeño jugador en las moliendas comparado con San Luis Potosí –el doble–, Jalisco –el cuádruple– o Veracruz –once veces–. A nivel país producimos 5 millones de toneladas de azúcar. Si bien esto es como un garrafón de azúcar por cada habitante al año, esta cifra es insuficiente para cubrir lo acordado con Estados Unidos sin desatender el mercado nacional. Por mientras el precio ya lo va traduciendo. Un bulto de 50 kilos hoy cuesta una quinta parte más que el año pasado, cerca de mil pesos.