Un chingo de pilas tendrán que meterle las autoridades pa’ ponerle freno a la ola de asaltos y crímenes ligados con la compra-venta de autos y carcachas, que no dejan de ser ofertadas en el Tuister y las redes sociales, que ya ha dejado un regadero de sangre.

Como verdadera plaga, los malandros ya se han dado color de que las redes sociales sirven pa’ enganchar a los chambeadores que buscan hacerse de un carrito y no miden las consecuencias. Pos cómo no, si las ofertas son bien tentadoras y dizque representan una lana ahorrada, cuando el mentado trato queda entre particulares y sin pagar impuestos, como quien dice, una verdadera ganga.

Pero nel, la mayor parte de las veces se trata de un crimen bien organizado, donde las víctimas terminan poniéndose de a pechito, arriesgando la vida y hasta la de su misma fanta.

Así como lo leen, mis valedores, y es que los rateros marcan a la flota, ponen en la mesa puras gangas y cierran el bisne, pa’ luego toparse en lugares lejanos y sin el ojo de Doña Justicia.

Es más, se aprovechan de la necesidad y en chinga les montan un cuatro, les bajan la feria y, si ganan las ansias, terminan echando puro plomo pa’ no dejar testigos de sus marranadas.

Y es que a la de a Wilbur, la compra-venta en el Feis y el Tuister es toda una realidad, por lo que a muchos carnales no se les hace mosca desconfiar de lo que se publica, y menos si de autos se trata.

Pos cómo no, si pa’ darse color en los últimos meses, Santa María Moyotzingo, allá por San Martín Texmelucan, se ha convertido en epicentro pa’ que los malandros cometan el crimen y se fuguen con total impunidad.

Siendo el robo más escandaloso el de diciembre pasado, cuando un morrito de Veracruz fue acribillado mientras la embocada se salía de control.

O el último, mis culebras, apenitas hace dos días, cuando un comprador fue baleado en Moyotzingo, mientras le daban baje con los morlacos que llevaba.

La Netflix, urge que la Policía Cibernética meta a fondo el acelerador pa’ capturar estas bandas de malandros, que no dejan de aprovecharse de la banda que sólo quiere mejorar su calidad de vida.

Huerta o las sonrisas matadoras

Con la novedad que quienes resultaron truchas pa’ la cargareda de cajas de producto lácteo en la colonia Concepción Sur, de Puebla capital, fueron el secretario de Gobernación, Julio Huerta, y el dipu local, Antonio López.

Y es que cada vez se les ve más activos en la urgencia pa’ darse a notar como si chambearan a ras de piso, y no nada más compartiendo bardas pintadas con sus nombres.

Como en la polaca nada es casualidad, y la forma es fondo, ya no sólo basta compartir sueños guajiros y futuristas de la Puebla cemitera sino darse color que las cajitas no se cargan de a grapa y las sonrisas matadoras tienen destino y remitente pal’ 2024.

Conste, mis valedores, lo que se ve, no se juzga.

Ahí se las dejo al costo.