El mezcal, elixir de dioses despojado del halo margaritero, avanza rápidamente cobrando notoriedad en el mercado. Una cifra ayuda a dimensionar los alcances etílicos agaveros. Para el final de la década se estima que el mercado global de tequila sea de 23 mil millones de dólares y el de mezcal otros 2 mil millones.

En un mundo cada vez más homogeneizado, el resurgimiento del mezcal es un recordatorio de que nuestras raíces son un tesoro que merece ser explorado, explotado y celebrado.

A nivel estado la Secretaría de Desarrollo Rural buscará –antes de fin de año– realizar una importante formalización con miras al futuro de los apoyos dados en años pasados. Se intentarán registrar hasta 5 mil predios para la producción de planta y 80 para la producción mezcalera, 178 certificaciones de que el mezcal es mezcal, y 26 unidades envasadoras. No es poca cosa.

La licitación será llevada por la cuestionada Secretaría de Administración, ahora en el foco de la gobernanza poblana por las retorcidas mañas que acompañaron las adjudicaciones durante el periodo del fallecido gobernador Barbosa Huerta, y que salpicarán a todas las dependencias que trabajaron a través de las oficinas de la colonia Azcárate.

Si bien el proceso pinta de licitación pública nacional, y acotada a profesionales al exigir una acreditación vigente como organismo de certificación ante la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), lo cierto es que ya tiene el nombre marcado.

Por el requerimiento de acreditación habría 5 actores con posibilidades, aunque el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal es quien ha estrechado lazos con la Secretaría de Desarrollo Rural. El Consejo ha logrado que las marcas de sus líderes y representantes reciban apoyos directos de la dependencia y proyección de mercados, además de un posible jugoso contrato en camino.

Será a finales de mes que se conozca el fallo de la licitación, pero algo más interesante se asoma a un mes de distancia, la segunda Expo Mezcal Orgullo Puebla, donde podrá degustar la destilación de una tierra que lleva siglos susurrando secretos al viento.

Lo que no ha sido un secreto al viento es la enérgica negociación de productores nacionales de mezcal contra los impuestos, especialmente el IEPS, que con una tasa de 53 por ciento a cada litro de mezcal ahoga a los pequeños productores.

A inicios del mes pasado el SAT mandó a volar las propuestas de condonar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios a productores artesanales. La lucha continúa a través de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, donde destaca la presencia de la poblana diputada priista Blanca Alcalá, para poder implementar medidas que en el papel suenan justas. Como exenciones de impuestos cuando las fábricas estén en municipios de menos de 50 mil personas con plantillas integradas por habitantes locales.

No es solo humo lo que serpentea desde el corazón de un agave cocido, es la esencia misma de una bebida que ha tejido sus raíces con la historia y la identidad de Puebla, México y ahora incluso trasciende hacia los confundidos paladares del norte en la forma de un negociazo con obligaciones sociales.