La devastación que se vive en Acapulco, Coyuca de Benítez y muchas comunidades aledañas al puerto, no ha sido razón suficiente para que el presidente Andrés Manuel anteponga las necesidades humanas básicas a su insaciable apetito electoral.
Durante dos mensajes a la nación, uno el sábado y otro el domingo, López Obrador apostó por pelearse con los medios, pedirle a sus huestes que lo defiendan y de paso pedorrearse.
Al margen de lo incomprensible que no se cuide la imagen de Andrés Manuel, es indignante que ocupe el tiempo en continuar con la división antes que emitir condolencias, un mensaje de tranquilidad para los guerrerenses o llamar a la solidaridad.
La entrega de 16 mil litros de agua que presumió como enorme apoyo se vuelven nada si tenemos en cuenta que los damnificados podrían superar el millón de personas. Misma situación con las despensas.
La cifra de muertos, obviamente está más que maquillada. El sábado el dato oficial pasó de 27 a 39. Pero ojo, esos solamente son los que tiene registrados la Fiscalía Estatal. Reportes en redes sociales dan cuenta que muchos cuerpos llevan días sin ser levantados y funerarias comienzan a pedir bolsas para cadáveres, tal como sucedió en las peores olas de Covid, cuando los muertos se contaron por miles.
La falta de agua, alimentos, medicamentos, luz, gasolina, hospitales y fuentes de empleo son parte de las urgencias que se repiten a gritos y con desesperación desde todos los rincones donde Otis golpeó. Para López Obrador lo primero son las porras, centralizar el apoyo con los militares y hacer un censo…
Sus secretarias, de Gobernación y de Seguridad, aparecen con botas limpias. La gobernadora, Evelyn Salgado “La Torita” decide que es buena idea mandarle porras a AMLO en lugar de dar información precisa a los damnificados, que se cuentan por miles. Y de la alcaldesa de Acapulco ni hablar.
Ellas son el reflejo del gobierno que ha instaurado Andrés Manuel, ellas, al igual que él, tienen otros datos y se aferran a que todo va viento en popa mientras la gente real muere de sed, de hambre y sobrevive la inseguridad de la zona.
Si la desgracia que causó Otis no logró que López Obrador hiciera a un lado su demagogia y su insaciable narcisismo, nada lo hará.
¿Su falta de empatía será la tumba política de Morena?
Veremos y diremos.
Reunión por Puebla
En el Centro Mexicano Libanés y atendiendo la convocatoria del gobernador Sergio Salomón se reunieron representantes de la sociedad civil, dirigentes partidistas, presidentes municipales, actores políticos, así como diputados y secretarios del gabinete.
El llamado fue claro: mantener el trabajo por Puebla y ser civilizados ante la tormentosa temporada electoral en la que estamos inmersos.
Salomón ofreció garantías para la pluralidad y para que el proceso electoral se desarrolle en un marco de respeto. En Puebla existe gobernabilidad, paz social y respeto a las diferentes expresiones, destacó.
Ante los muchos y muchas interesadas en participar en las próximas elecciones, el gobernador pidió mesura, esperar los tiempos y anteponer a Puebla a las ambiciones personales.
Como la emergencia dicta, se refirió a la catástrofe de Acapulco. Hubo palabras de solidaridad y nuevamente llamó a la unidad.
La reunión fue atípica, por la apertura e invitación a líderes de diferentes corrientes políticas. Confiemos en que los convidados realmente se hayan comprometido con lo solicitado y no se trate sólo de un dicho de dientes para afuera.